Acaba de morir, en la Ciudad de México, a los 95 años de edad, el filósofo, ensayista y poeta Adolfo Sánchez Vázquez. Nació en Algeciras, Cádiz, el 17 de septiembre de 1915 pero realizó sus estudios de bachillerato en Málaga, en donde conoció al poeta Emilio Prados e ingresó a la juventud comunista. En 1935 inicia sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. En esa ciudad establece relaciones amistosas con Miguel Hernández, José Herrera Petere, Rafael Alberti y Pablo Neruda, entre otros.

En 1936, estalla la Guerra Civil y Sánchez Vázquez se suma a la lucha anti-fascista, a través de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y dirige el periódico Octubre.De ese periodo data el libro de poemas llamado El pulso ardiendo, que publicará posteriormente (Morelia, Michoacán, 1942). En los primeros días de febrero de 1937, cae Málaga en manos de las fuerzas de Francisco Franco. Sánchez Vásquez escribe

“Aún nos duelen los oídos y los ojos. Pero quisiera abrir las venas oscurecidas del recuerdo en este cuerpo de pesadilla que se ha desplomado sobre nosotros. (…) El sábado seis de febrero el frente se había roto, el enemigo avanzó, desplegando sus mejores elementos. Al anochecer tomaba las alturas que dominaban Málaga. La noticia abrió un reguero de fuego en los corazones. Se encendieron las miradas. Se agolpaban los puños, impacientes, a las puertas de los sindicatos. Los primeros obuses en las calles de Málaga levantaron inesperadamente un muro de angustia. Los tanques sembraban ya la muerte muy cerca…" (de la recopilación que hiciera Ana Lucas, para el libro del filósofo titulado Escritos de política y filosofía. FIM-Ed. Ayuso, Madrid, 1987).

Ya en Madrid, ASV dirige Ahora y en su calidad de periodista, asiste al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas.  En septiembre de 1937 se incorpora a la 11ª División del Ejército y se encarga del periódico ¡Pasaremos! Participa en la célebre batalla de Teruel. Luego, en el 5º Cuerpo del Ejército, dirige el periódico Acero. Santiago Álvarez dice:

“esa asiduidad de Acero, no hubiera sido posible sin la abnegación y espíritu de sacrificio de los linotipistas y demás técnicos que garantizaban su edición, y si de su redacción, no hubiera formado parte un grupo de colaboradores encabezado por Adolfo Sánchez Vázquez”. (p.230. Óp. Cit.)

Como se sabe, la situación ya era difícil de sostener para los republicanos y Sánchez Vázquez fue enviado en una misión a Perpiñán y de allí se dirigió a París. Sobreviene así, uno de los más grandes exilios del Siglo XX. España quedó privada de muchos de sus mejores escritores, artistas y científicos y muchos de ellos fueron acogidos en México al aceptar la hospitalidad que les brindó el gobierno de Lázaro Cárdenas. Sánchez Vázquez recuerda que, a bordo del barco Sinaia, su compañero, el poeta Pedro Garfias, les leyó el poema siguiente:

“Como en otro tiempo por la mar salada

Se va un río español de sangre roja

De generosa sangre desbordada

Pero eres tú, esta vez, quien nos conquista

y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!”

El 13 de junio de 1939 llegan a Veracruz y son saludados por miles de obreros. Para Sánchez Vázquez, el exilio fue un verdadero desgarrón; una herida profunda; un verdadero trauma. No fue, para él, un trasplante (como decía su maestro José Gaos al acuñar la palabra “transterrados”) sino la pérdida de la tierra, una profunda ruptura, como él dice en un texto que escribió para un libro llamado Exilio! (Ed. Tinta Libre, México, 1977). En ese y otros textos, describe la nostalgia y la esperanza de volver a España cuando las fuerzas anti-franquistas triunfaran.

Pasaron años como pasan peces, diría Neruda. Sánchez Vázquez participó activamente en la sección de México del PCE hasta que Santiago Carrillo consideró que la sección México sólo debería apoyar la lucha pero no participar activamente en su dirección. Sánchez Vázquez, se concentró, entonces, en una reflexión profunda sobre el legado teórico-práctico del marxismo. Lo primero que se tenía que hacer es poner en crisis la concepción oficial de la URSS Una primera vía fue la estética y en 1965, asesta un golpe muy fuerte en contra de la concepción del realismo socialista al publicar su libro Las ideas estéticas de Marx (1965) y luego su antología de Estética y marxismo (1970), en donde demuestra que existen múltiples vías de reflexión como las que desarrollaron Della Volpe, Brecht, Lukács, Voloshinov y tantos otros. Esta línea es seguida hasta su Invitación a la estética (2006) y su librito, De la Estética de la recepción a la Estética de la participación (2005). Pero 1967 será otro año seminal porque dará a conocer, frente a la tesis del materialismo dialéctico, su Filosofía de la praxis. Para los soviéticos se convirtió en un revisionista más. En este libro se deslinda también de la concepción humanista de un Schaff o un Fromm y de la epistemológica de un Althusser. Por cierto, sobre este último publicará un demoledor texto llamado: Ciencia y revolución. El marxismo de Althusser (1978). ¿Cuál es la tesis principal de Sánchez Vázquez en torno a la filosofía de Marx? Su tesis es que Marx es el pensador de la praxis. Este hecho implica una revolución frente a Kant y Hegel y un rechazo de la filosofía como contemplación. Sánchez Vázquez interpreta tanto los Manuscritos económico-filosóficos (de los cuales se convierte en un profundo conocedor) como las Tesis sobre Feuerbach como el inicio de una verdadera revolución ontológica (el hombres es un ser onto-creador); epistemológica (frente a toda la tradición que interpretaba el conocimiento como relación sujeto/objeto); social (porque existe una dialéctica entre individuo y sociedad) y política, porque la teoría debe estar vinculada a la transformación del mundo. Por cierto, Francisco Martínez ha publicado un ensayo en el libro Filosofía de la filosofía (Ed. Trotta, Madrid, 2010) en el que, a partir de la interpretación de Sánchez Vázquez, ubica a Marx como un pensador que reflexiona en forma posfilosófica. De igual forma, valdría la pena confrontar las posiciones de Gramsci y las de Sánchez Vázquez para realizar una nueva síntesis. Pero ¿qué es lo que movió a Sánchez Vázquez a realizar este re pensamiento del clásico?: por un lado, el Informe secreto de Jrushov al XX Congreso del PCUS en donde denunciaba los crímenes de Stalin y por otro la Revolución Cubana, que abría la posibilidad de un socialismo latinoamericano. Luego sobrevendrán la invasión del “Pacto de Varsovia” a Checoslovaquia y el movimiento juvenil de 68 que en México fue abruptamente interrumpido con la “Matanza de Tlaltelolco”. Así, escribe una serie de textos como los de su libro de texto titulado Ética (1969); El valor del socialismo y en forma más reciente, Ética y política (2007). En el primero, expone las diversas posiciones de la ética para que el estudiante de bachillerato conozca las diversas vías de la moralidad, la moral y la ética, desde una perspectiva filosófica y científica. En el segundo incluye una serie de textos relacionados con la forma en que entendían los clásicos el socialismo; una reflexión sobre los análisis críticos de Bettelheim, Trotsky, Mandel, Schaff, Bahro hasta llegar a proponer una concepción propia sobre lo que eran, para él, los regímenes del llamado “socialismo real”. Cuando ASV dio a conocer, en la década de los ochenta, su ensayo “Re-examen del socialismo” cayó como un rayo en cielo sereno. Muchos empezaron a ver a Sánchez Vázquez con recelo porque afirmó que los regímenes llamados socialistas no eran ni capitalistas ni socialistas sino una formación especial que constituía un tránsito hacia el socialismo bloqueado por la burocracia e inclusive, más tarde, en un nuevo ensayo agregado a Filosofía de la praxis, considera que en libros como el ¿Qué hacer? de Lenin, se anticipa una concepción del partido autoritaria, a pesar de que el propio dirigente soviético había escrito en El estado y la revolución que en el socialismo, el Estado iniciaría su gradual extinción de acuerdo con la tesis marxiana. En aquel período se necesitaba mucha audacia y mucha honestidad intelectual para afirmar lo que hoy casi todo mundo acepta, a raíz del colapso del llamado socialismo real. Es por ello que tienen razón los filósofos cubanos cuando envían sus condolencias a los filósofos mexicanos, a través de una carta, en donde dicen, entre otras cosas, que “supo ver más lejos que nosotros” aunque habría que decir que los dirigentes cubanos, aunque recelaron por un tiempo de sus posiciones siempre le guardaron respeto y reconocieron su obra estética y filosófica. Otra aportación central de Sánchez Vázquez es el libro que publica en 1975 llamado, Del socialismo científico al socialismo utópico en donde reflexiona sobre la importancia, significado y valor de la utopía.

Ha muerto el maestro Sánchez Vázquez. Nos deja una obra rigurosa y creativa en la estética, la ética y la filosofía política desde un marxismo crítico. Un ejemplo de reflexión y honestidad intelectual que supo vencer a la ideología vigente. Comprometido con las mejores causas: desde el anti-fascismo hasta el movimiento neo-zapatista y lo más sintomático, fue reconocido por tirios y troyanos. Hasta sus últimos años conservó una extraordinaria lucidez mental.

México, D.F. 11 de julio de 2011