La respuesta de los llamados “mercados” a la crisis está poniendo al descubierto lo que habitualmente se encuentra oculto y no se ve:

En primer lugar, desenmascara a quienes realmente mandan. La tremenda presión que los mercados ejercen sobre los estados, y la sumisión de éstos a aquellos, lo revela a las claras: la soberanía no reside en el pueblo, en el conjunto de los ciudadanos, sino en los mercados financieros, en los grandes poseedores de dinero que quieren convertirlo en más dinero dándolo en préstamo.

Y en segundo lugar, pone de manifiesto para quienes mandan. Basta con observar quienes son los beneficiarios de los amplios recortes de derechos sociales y laborales que los mercados exigen de forma tan virulenta: las grandes empresas de todos los sectores (comerciales, industriales, de servicios…) que, gracias a la precarización y el abaratamiento del trabajo, pueden aumentar la parte de éste que extraen a sus trabajadores y, al tiempo, asegurar a los mercados financieros su nada despreciable parte del pastel. Estos recortes señalan que las inmensas concentraciones de dinero de estos mercados tienen como principales destinatarios a las grandes empresas, resolviendo sus continuas necesidades de ampliación de negocio, y que las tremendas ganancias que generan no proceden de una virtud cuasi mágica del dinero de producir más dinero sino, en último término, del trabajo precario y barato que se ha generalizado durante las últimas décadas y que ahora, ante su insuficiencia para seguir manteniendo el grado de ganancias, se intenta de forma apresurada extender más y más.

Lo que quedaba de la imagen socialdemócrata de un estado benefactor al servicio de todos, por una parte, y la imagen neoliberal de una idílica sociedad de prosperidad para todos, por otra, se resquebrajan al mismo tiempo: La recuperación de las ganancias de unos pocos se manifiesta nítidamente como la pérdida de derechos sociales y laborales, la precariedad y el abaratamiento del trabajo de muchos otros. La tremenda ofensiva de los mercados financieros, para recomponer sus ganacias con la aquiescencia de los estados, tiene como respuesta la resistencia cada vez más activa de los trabajadores de todo tipo. Sale a plena luz del día la lucha, soterrada durante mucho tiempo, entre aquellos que directa o indirectamente extraen trabajo de otros, y que ahora en plena crisis necesitan urgentemente extraer aún más, y aquellos otros que se resisten a que les extraigan cada vez más y más trabajo. Sale a la luz esa vieja lucha que apenas se veía: la existente entre los que explotan y pretenden ampliar la explotación y los que son explotados y se resisten a que se acreciente, la larga y tenaz lucha entre los de arriba y los de abajo.

El tiempo se hace convulso, con todas las contradicciones a flor de piel, un tiempo de lucha abierta y de activismo constante. Y en medio de esta agitación trepidante nace esta revista como un pequeño oasis de reflexión y de análisis, como un recodo sosegado para pensar. Pero para pensar desde lo que no se veía y ahora se entrevé; para pensar desde esa relación social asimétrica existente entre los poderosos dueños del dinero y las grandes empresas, por un lado, y el conjunto de los trabajadores asalariados, incluso los pequeños productores y comerciantes, por otro; para pensar desde la explotación. No para recubrirla de nuevo, para que de nuevo no se vea, como les interesa a los de arriba, sino para desvelar sus mecanismos de funcionamiento, para que se vea mejor, como les conviene a los de abajo; no para reproducirla y ampliarla como ambicionan los de arriba sino para reducirla y si fuera posible eliminarla como aspiran los de abajo. Para pensar desde abajo.

Una revista para pensar, desde el horizonte de los de abajo, de cualesquiera de las facetas de la vida individual y social de hoy en día: de economía, de política, de ciencia, de tecnología, de literatura, de música, de arte... Y una revista que también geográficamente se hace desde abajo, desde el sur, desde Andalucía, que aspira a servir de plataforma para la expresión de autores andaluces sea cual sea la materia que traten y a reflexionar particularmente sobre Andalucía, a analizar como se concretan las contradicciones del mundo actual en Andalucía.

Y que precisamente comienza con un primer número monográfico acerca de la situación de Andalucía ante la crisis, no tanto en el sentido de constatar lo que es obvio: que ésta le está afectando muy profundamente, sino para vislumbrar la realidad de fondo desde la que los andaluces tienen que hacer frente a la crisis. En cinco artículos, de autores y ópticas muy diferentes, se examina la evolución, desde hace unas décadas hasta la actualidad, de otros tantos aspectos de la sociedad andaluza que, aunque fragmentarios e incompletos, trazan unas significativas pinceladas que dejan traslucir su estado general:

Las características del capital andaluz, extraídas de los fríos datos económicos y estadísticos oficiales a través de su lectura desde el concepto marxista de plusvalía (por Javier Navascués); el astillero de Sevilla, paradigma ejemplar de lo sucedido con la exigua industria andaluza: reducciones de plantilla, prejubilaciones, subcontratas, privatizaciones…, hasta su práctica desaparición (por Encarna Ruiz Galacho); el sector agrario andaluz, de una extraordinaria relevancia social a pesar de su lento retroceso, con los pequeños productores a merced de los mercados, esto es: sometidos a los intereses de las grandes empresas de distribución (por Eduardo López Vargas); la educación, muestra de la introducción del modelo de gestión empresarial en los servicios públicos, con la trasposición de los sistemas de evaluación y control de las grandes empresas a la escuela como si de fabricar tornillos se tratara (por F. Javier Merchán); el escudo antimisiles y su instalación en la Base Naval de Rota, con el papel que juega el territorio andaluz en la nueva geografía del dominio militar estadounidense (por Juan José Téllez).

Además del conjunto de artículos de fondo, que constituirá la base de cada número, la revista incluirá siempre un apartado que recogerá algunas noticias y novedades del mundo cultural e intelectual. En esta ocasión, recordamos al pensador andaluz exiliado en México Adolfo Sánchez Vázquez, tras su reciente fallecimiento. Lo hacemos con dos semblanzas biográficas realizadas por dos personas que lo conocieron muy bien: Gabriel Vargas Lozano, desde México, y Francisco José Martínez, desde Madrid. E inauguramos la sección de reseña de libros, que nunca faltará a la cita de cada número, haciéndonos eco en esta ocasión de dos libros: Vivir con memoria de Ernesto Caballero (por Luis Naranjo) y Estructuras de la comunicación y de la cultura de Ramón Zallo (por Juliano Mauricio de Carvalho).

Por último, la revista contendrá una extensa sección fija, bajo la denominación de “Marxistas de hoy”, donde se invitará en cada número a un pensador marxista contemporáneo a que exponga su visión sobre la situación actual del marxismo, de sus avances teóricos y de los problemas que tiene que resolver. Comenzamos con quien es, sin duda alguna, uno de los mayores expertos que en este momento existen en todo el mundo en materia de ideología: el Catedrático de Literatura de la Universidad de Granada, Juan Carlos Rodríguez. Lo hacemos en dos partes: en este número, con la transcripción de la conferencia que impartió en 1998 en Almería con motivo del 150 aniversario del Manifiesto Comunista y con el artículo “El “yo libre” en el inconsciente del neoliberalismo actual”; y, en el siguiente, con una entrevista sobre su trayectoria intelectual y la actualidad del marxismo.