Es en los años treinta en la Málaga de su juventud donde despiertan las inquietudes políticas y literarias de ASV. Su activismo político e intelectual se desplegó en organizaciones estudiantiles y a partir de 1933 en la Juventud Comunista. Desde el punto de vista literario el joven Adolfo entabló intensas relaciones con Emilio Prados ,miembro de la generación del 27 y envió un poema a la revista Octubre dirigida por Alberti. Su adhesión poética y militante en esta época era el resultado más de un compromiso romántico y voluntarista que el producto de una reflexión teórica.

En 1935 inicia sus estudios de Filosofía en la Ciudad Universitaria madrileña dominada por entonces por la gigantesca personalidad de Ortega. Allí adquirió una sólida base filosófica pero ninguna iluminación marxista, doctrina a la que su aproximación seguía siendo autodidacta y militante. ASV continuó en Madrid sus aficiones literarias frecuentando el bullicioso ambiente de las tertulias madrileñas donde conectó con los escritores del momento, tanto consagrados como noveles.

Participa en la guerra civil como militante de las JSU y es testigo del duro éxodo republicano de Málaga hacia Almería por la carretera de la costa bajo los disparos de la flota sublevada. Durante toda la guerra está dedicado a labores de educación y propaganda a través de la edición de numerosas revistas como Ahora, órgano de las JSU, ¡Pasaremos!,Órgano de la 11 División o Acero, periódico del V Cuerpo de Ejército. Sus últimas misiones fueron asistir a Antonio Machado y su madre que acababan de atravesar la frontera y tratar de entrevistarse con el general Rojo en Francia, misión interrumpida por la sublevación de Casado. ASV comienza su exilio en Francia y el PCE le propone como viajero en el barco Sinaia, el primero de los que llevaron exiliados españoles a México aprovechando la generosa oferta que Cárdenas hizo a los republicanos españoles.

ASV fue un ejemplo señero del exilio republicano español, al que dedicó un tratamiento poético y teórico. Adolfo fue en el Sinaia con Juan Rejano y con Pedro Garfias que en la travesía compuso el poema “Entre España y México” en el que se puede leer:

Como en otro tiempo por la mar salada

Se va un río español de sangre roja,

De generosa sangre desbordada…

Pero eres tú, esta vez, quien nos conquista

Y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!

Desde el primer momento ASV orientó su vida en México, por un lado, hacia la cultura, participando en la fundación y organización de numerosas revistas y agrupaciones de intelectuales (RomanceEspaña PeregrinaUltramar, la Unión de Intelectuales Españoles en México, etc.)y, por otro, hacia la política, donde llegó a ocupar puestos dirigentes en la numerosa e insigne agrupación mexicana del PCE. La actividad política y la necesidad de sobrevivir le vuelven a alejar de la universidad hasta que vuelve a ella en los años cincuenta para estudiar filosofía. En ese tiempo la filosofía alemana y el magisterio de profesores españoles exiliados como José Gaos o Eduardo Nicol eran dominantes. Sólo Eli de Gortari enseñaba marxismo y con él ASV empezó su carrera universitaria como ayudante en 1952. En 1955 consigue ASV su Maestría en Filosofía con el trabajo “Conciencia y realidad en la obra de arte” En 1954 se produjo un enfrentamiento entre la Agrupación mexicana del PCE y el representante del Comité Central que se saldó en 1957 con la venida de ASV a París a discutir con Claudín como representante del Comité Central del Partido. La rígida aplicación del centralismo democrático supuso la sumisión de la instancia local al órgano superior y condujo a nuestro filósofo a abandonar sus responsabilidades políticas en el Partido y mantenerse como simple militante de base, posición que mantuvo hasta su muerte.

Desde 1959 ASV fue nombrado profesor a tiempo completo de la UNAM, lo que le permitió escribir sus primeras contribuciones al campo de la estética desde el punto de vista marxista, Las ideas estéticas de Marx (1965) y su monumental Filosofía de la praxis, (1967 y 1980). A partir de entonces la labor docente e investigadora de ASV es incesante en los campos de la estética, la filosofía política, la ética y el análisis de los países del llamado socialismo real desde un punto de vista original que hace hincapié en el concepto nuclear de praxis y que se inspira en los principios del humanismo marxista, presente en los Manuscritos de 1844. Para ASV el marxismo es una praxis que conjuga una teoría que pretende conocer la realidad, un proyecto de emancipación individual y social, una crítica de la existente sociedad capitalista y una práctica revolucionaria.

El marxismo de ASV se deriva de su lectura directa de los clásicos y está orientado políticamente por su militancia comunista. Su consideración del marxismo como filosofía de la praxis surge con la desestalinización que supuso el XX Congreso del PCUS y tiene dos puntos de inflexión decisivos en la revolución cubana y en la experiencia checoslovaca que se saldó con la invasión soviética. Este marxismo de la praxis se plantea no como una mera teoría sino como una práctica transformadora de la realidad a partir de unos valores que orientan dicha transformación. La posición de ASV se sitúa frente a diversas concepciones marxistas: en primer lugar, frente al diamat soviético que pronto abandonó gracias a sus exploraciones sobre las posibilidades de establecer una estética y una ética de inspiración marxista; por otra parte frente a las concepciones más cientificistas de Marx que tuvieron tanta importancia en los años setenta, especialmente, la de Althusser, pero también frente a cierto humanismo marxista, como el de Garaudy.

Para ASV la praxis intencional de los distintos individuos y grupos humanos se combinan entre sí dando lugar  a una praxis intencional con resultados no buscados y a veces no queridos. La posición de ASV no es teleológica ni se basa en una filosofía de la historia determinista sino que insiste en el carácter creativo de la praxis capaz de dar lugar a resultados inéditos y novedosos. La historia es racional porque en ella se pueden encontrar pautas repetitivas que la explican. Bajo  la pluralidad de las apariencias fenomenológicas se pueden descubrir las estructuras sistémicas esenciales que sólo son accesibles mediante una aproximación teórica y no meramente empírica a la realidad histórica. No sólo es racional la estructura de una sociedad dada, también lo son sus cambios a lo largo del tiempo. Dichos cambios presentan relaciones de continuidad y discontinuidad, dado que son los mismos hombres los que hacen la historia pero la hacen en circunstancias diversas lo que da origen a la novedad. La historia humana es, para ASV, la historia de la praxis de los individuos humanos y consiste en un “proceso histórico-natural sometido a leyes, y, por tanto, racional”. La historia pasada se ha visto dominada por los resultados inintencionales de la praxis intencional de los humanos, pero en la actualidad es posible desplegar una praxis intencional colectiva capaz reimpulsar el despliegue de la riqueza humana no de manera automática y ciega como hasta ahora sino de una manera consciente y voluntaria.

Precisamente esa posibilidad de intervenir racionalmente en la historia, de materializar valores deseados de forma real, es la base para ASV de su apuesta por el socialismo, que no es ni un programa utópico ni un mero anhelo sino una posibilidad real inscrita en el actual nivel de desarrollo histórico. Colaborar a la 

construcción de ese socialismo democrático ha sido siempre uno de los objetivos vitales de ASV que con gran lucidez ha sabido deslindar lo caduco de lo aún aprovechable tanto en la teoría marxista como en la tradición socialista, como se puede ver en esta jugosa cita que muestra de manera muy gráfica el talante vital y político de nuestro autor:

“Muchas verdades se han venido a tierra; ciertos objetivos no han resistido el contraste con la realidad y algunas esperanzas se han desvanecido. Y, sin embargo, hoy estoy más convencido que nunca de que el socialismo – vinculado con esas verdades y con esos objetivos y esperanzas – sigue siendo una alternativa necesaria, deseable y posible. Sigo convencido asimismo de que el marxismo - no obstante lo que en él hay que criticarse o abandonarse- sigue siendo la teoría más fecunda para quienes están convencidos de la necesidad de transformar el mundo en el que se genera hoy como ayer no sólo la explotación y la opresión de los hombres y los pueblos, sino también un riesgo mortal para la supervivencia de la humanidad. Y aunque en el camino para transformar ese mundo presente hay retrocesos, obstáculos y sufrimientos que, en nuestros años juveniles, no sospechábamos, nuestra meta sigue siendo ese otro mundo que, desde nuestra juventud, hemos anhelado”

BIBLIOGRAFIA

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