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El propósito de este artículo es abordar el fenómeno de la inmigración y su impacto económico en términos del Estado del Bienestar, precisamente en las pensiones, y el empleo, al mismo tiempo que se abre el debate respecto a nuevas propuestas.

En primer lugar, abordaremos la teoría de la inmigración desde las dos perspectivas dominantes: la teoría neoclásica y las nuevas teorías sobre la inmigración. En segundo lugar, definimos las fortalezas de la inmigración como herramientas para garantizar el sostenimiento del sistema de pensiones y cómo los flujos de trabajadores extranjeros podrían añadir un mayor número de cotizantes que aportarían directamente al sistema, aumentando la demanda agregada por el lado del consumo, proporcionando al mismo tiempo mayores ingresos fiscales de forma indirecta.

Sin embargo, hay quienes consideran la inmigración una solución cortoplacista y cíclica a los problemas actuales del Estado del Bienestar. Por ello, procederemos a analizar los efectos negativos de la inmigración sobre el empleo y los salarios por colectivos, teniendo en cuenta tanto el largo como el corto plazo a partir de la evidencia empírica y de estudios internacionales.

 

1. Introducción

El fenómeno de la inmigración y el movimiento de flujos de personas por cuestiones humanitarias o económicas ha ido adquiriendo cada vez más relevancia social en los últimos años. Podemos comprobar cómo la esfera política y los medios de comunicación, muchas veces mediante argumentos basados y guiados por la sinrazón, han colocado este tema en el día a día de la ciudadanía.  Precisamente desde 2015, cuando Europa no pudo seguir obviando una realidad tan deprimente y desmoralizadora a través de una fotografía que dio la vuelta al mundo, la cual pocos ya recuerdan: aquel cuerpo de un niño ahogado en las playas de Grecia ante la indiferente mirada de la sociedad europea. 

No obstante, el asunto migratorio no es únicamente un problema europeo, sino se enmarca en un fenómeno global. Vivimos en una era de grandes movimientos migratorios motivados por causas de diferente índole. El motivo puede ser la persecución étnica, como el caso de los Rohingya en Myanmar; la pobreza, como la caravana de inmigrantes de Honduras hacia Estados Unidos; la guerra, como los refugiados provenientes del conflicto sirio; o el propio cambio climático, como advierte el Banco Mundial. Sin embargo, en este contexto internacional, la respuesta que se ha dado por determinadas capas de la sociedad es crear un escenario de crispación y desinformación masiva sobre el asunto, eclipsando pues, mediante la falta de cordura y la desmesura, las posibles soluciones a este problema global.

Uno de los principales protagonistas que han permitido que este urgente y contemporáneo debate social sea apropiado por las capas anteriormente dichas, ya sea por desidia o dejadez, son los propios economistas. Sin embargo, si el lector tiene dotes de formación económica, será consciente de la gran relevancia que tiene la demografía en los sistemas económicos. La demografía influye directamente en variables de gran calibre de nuestras economías y sus posibles comportamientos, como pueden ser, por ejemplo, el consumo final realizado en un territorio o la recaudación fiscal por parte del Estado, ambas ligadas a la población existente.

Por tanto, ante la gran transcendencia que tiene dentro de nuestra disciplina lo que se conoce como La Economía de la Población, creemos que este asunto debería de comenzar a tener el reconocimiento y la atención que se merece por parte de los y las economistas a través de un punto de vista crítico y empírico, alejado de fervores populistas y de falacias políticas.

Por ello, la intencionalidad de este artículo es abrir el debate sobre la cuestión migratoria, sin dogmas ni verdades universales, sino con la finalidad de responder con una voluntad académica, abierta a rectificaciones y matizaciones, a preguntas inquietantes de nuestro presente: ¿Puede ser la inmigración una solución al envejecimiento de la población?, ¿Cuáles son sus efectos sobre los salarios y el mercado laboral?, ¿Cuáles son las alternativas posibles al mantenimiento del Estado del Bienestar?

La Teoría de las Migraciones: ¿Cuál es el origen de la migración?

Para comenzar a tratar el asunto, intentaremos darle respuesta a la pregunta previamente formulada: ¿Cuál es la causa y el motivo de los movimientos migratorios? Podemos apreciar dos grandes teorías respecto a dicha pregunta.

I. La corriente neoclásica. Desde este punto de vista, los individuos emigran porque existen diferencias entre la oferta y la demanda del mercado laboral entre distintos países. Precisamente, en uno se produce un exceso de oferta laboral, donde caracteriza un país con unos salarios más bajos, y el otro país un exceso de demanda laboral, donde los salarios tienden a ser más alto que el país anterior. Por tanto, esto provoca los movimientos migratorios por parte de los individuos, pues, al buscar el máximo beneficio individual, se desplazarán allí donde el salario, a lo largo de la vida activa del individuo, sea mayor. Según este modelo, las consecuencias que origina dicho desplazamiento son: un aumento de la eficiencia internacional (al colocar la mano invisible el factor trabajo ineficiente de un país hacia otro que demanda factor trabajo para su industria), una convergencia en la retribución del factor productivo (en este caso los salarios y la renta per cápita) y un incremento de la desigualdad en el país receptor, al bajar los salarios por el aumento de la oferta laboral, y un aumento de la equidad en el país emisor, pues una disminución de la oferta laboral deriva en un aumento salarial.

II. Las nuevas teorías migratorias. En las últimas décadas, han proliferado nuevas teorías frente al modelo neoclásico, las cuales se centran en criticar la visión del migrante como un individuo cuyas decisiones se guían únicamente por las diferencias entre remuneraciones entre dos países. En estas teorías, no es únicamente el individuo quien toma la decisión, sino es el conjunto de la unidad familiar mediante una decisión consensuada sobre si la consecuencia de la inmigración podrá propiciar un incremento de las rentas futuras, una minimización del riesgo y el aseguramiento del núcleo familiar frente a las ineficacias de los mercados imperfectos.

Por tanto, las migraciones, según este modelo, son el resultado de diferentes factores y de una complejidad de causas, pudiendo distinguir incluso entre dos clases de migración. Por un lado, una migración de empuje (push), el cual es una migración «obligada”, por causas como son la desigualdad económica, el mal funcionamiento de los mercados e instituciones del país de origen y la inexistencia de una estructura económica y social que propicia la inexistencia del progreso y la estabilidad social. Por otro lado, una migración de atracción (pull), el cual es debido a factores como las oportunidades laborales, la homogeneidad cultural o las reducciones del coste de transporte. Consecuentemente, podemos evidenciar que, para hablar de migración, tenemos que tener en cuenta el factor de las clases sociales y el contexto social del migrante, pues si el objeto de estudio es el individuo, como defiende el modelo neoclásico, su entorno social es esencial para extraer conclusiones.

Sea cual sea la teoría que el lector quiera utilizar para dar una respuesta a este problema mundial, lo que sí podemos afirmar de manera empírica es que existen, hoy, ciertos rasgos diferenciadores en la naturaleza de la migración si la comparamos con procesos similares del pasado. Concretamente, en nuestros días, encontramos tres diferencias importantes: la presencia de población refugiada por conflictos bélicos (como es el caso de Siria), la intensidad de la migración no documentada (como el actual problema italiano o la frontera de México con Estados Unidos), la feminización de la migración, la cual es motivada por la exponencial demanda por parte de los países desarrollados en la economía de cuidados y, el carácter más novedoso,  la migración de personal altamente cualificado (lo que se conoce como fuga de cerebros), algo que, en este país, conocemos de primera mano durante los años más graves de la recesión económica. 

Tras leer este pequeño marco teórico donde encuadramos de manera muy breve y descriptiva el fenómeno migratorio, procederemos a analizar las consecuencias o perturbaciones que tiene este efecto, con el máximo rigor posible, en nuestro Sistema Económico. La palabra inmigración aparece constantemente en nuestra agenda política convirtiéndose, desgraciadamente, en un tema instrumental para ganar adeptos en partidos liderados por políticos donde prima más la irreflexión que la razón, la ignorancia frente la coherencia. Hemos visto construir discursos cargados de falacias, desde el ascenso de Donald Trump años atrás como el ascenso de Vox recientemente en nuestro país. Sin embargo ¿Son reales estos discursos o son meras falacias? Para ello intentaremos dar respuestas a determinados aspectos económicos directamente vinculados a la inmigración, como son la Seguridad Social o los salarios.

 

2. Pensiones y pirámide demográfica. Impacto fiscal

Nuestros sistemas económicos están en gran medida ligados al comportamiento demográfico de nuestras sociedades. El Estado del Bienestar, de hecho, es un sistema de organización socioeconómica basado en la solidaridad intergeneracional en un amplio rango de servicios y prestaciones concretas. Es decir, que aquellas capas de la sociedad que están trabajando dedican, parte de su renta, a través de impuestos, para proveer de aquellos bienes y servicios esenciales, como sanidad, pensiones o educación, a aquellas capas de la sociedad que no tienen la capacidad o la posibilidad de trabajar, como son los jóvenes o los ancianos. Este sistema de protección generacional basado en el reparto es lo que conocemos como Seguridad Social.

Sin embargo, el lector ya será consciente, posiblemente gracias a los medios de comunicación, de que la Seguridad Social está atravesando momentos de serios déficits que están cuestionando en gran medida su sostenibilidad, especialmente en las pensiones.

Esta situación de incertidumbre está afectando a los comportamientos y a la toma de decisiones de los dos agentes económicos protagonistas del mantenimiento de este sistema: los pensionistas y los cotizantes. Debido al constante goteo de noticias que abordan la quiebra del sistema, muchas veces motivados por evidentes intereses económicos por parte de las entidades financieras para hacerse con parte de este gran pastel custodiado por el Sector Público, pueden acabar estos tomando decisiones subóptimas, tanto a ellos como individuo como para nosotros como sociedad. Las remuneraciones porcentuales actuales por un plan de pensiones son menores que el crecimiento de la inflación en la zona euro.

Sin embargo, antes de comenzar con este pequeño y breve análisis, cabe mencionar que la capacidad o la necesidad de financiación que tiene el Fondo de la Seguridad social está muy ligado al carácter cíclico de la economía española. Si el lector o lectora tiene conocimientos sobre la estructura productiva de nuestro país, será consciente del carácter cíclico que tiene nuestra economía. Los sectores que más destacan en nuestro tejido productivo son el turismo y la construcción, ambos muy ligados a la coyuntura económica del Sector Exterior y muy elásticos por parte de los consumidores, donde pequeñas variaciones de precios conlleva que el consumidor final cambie de destino u otro.

Es decir, si busco un turismo de sol y playa y existe gran diferencia de precios entre la Costa del Sol o las playas de Túnez, posiblemente iré a las segundas, pues me ofrecen un mejor servicio por un precio menor. Por ello, los déficits en la Seguridad Social no es algo nuevo de estos tiempos, sino que se ha producido en diversas ocasiones demuestra Historia reciente como consecuencia de una estructura económica basada en la estacionalidad. (gráfico inferior)

 

 

No obstante, a esta caída de las cotizaciones sociales debido a la elevada tasa de desempleo y los bajos (que provocan una reducción de las cotizaciones sociales), tenemos que sumar un factor nuevo, el cual no había aparecido en las situaciones anteriores: el envejecimiento de la población.

El siguiente gráfico nos sirve para mostrar porqué se genera este gran debate sobre la sostenibilidad del Estado del Bienestar y, especialmente, en el de las pensiones. Es en este último punto donde la inmigración ha jugado y jugará un papel crucial en el futuro del mantenimiento del estado del bienestar y por ello le prestaremos especial énfasis pues, como podemos comprobar a través de la pirámide poblacional española podemos comprobar el envejecimiento de la población española y cómo este problema demográfico se va a agravar cuando la generación del baby boom se jubile.

 

 

Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Nota de prensa del 10 de octubre de 2018

 

Sintetizando pues, tenemos la siguiente situación actual: un envejecimiento evidente de la población que se agravará conforme pase los años, una necesidad de financiación (déficit) de la Seguridad Social y una mayor cuantía de prestaciones entregadas a los pensionistas que contribuciones aportadas por los cotizantes. Esta situación nos lleva a cuestionarnos la siguiente pregunta: ¿Cuál es el papel de la inmigración en este problema? Pues, a diferencia de lo que podemos escuchar de los discursos xenófobos por parte de la extrema derecha, la inmigración es una posible solución para seguir manteniendo la sostenibilidad del sistema, al menos, en el corto plazo.

¿Recuerda el lector la teoría neoclásica de la inmigración, expuesta previamente? Partamos desde esta perspectiva, desde la perspectiva liberal, desde la perspectiva económica mainstream. Para cuando la generación del baby boom se jubile, se va a dar una paradoja, la cual consistirá en que los puestos que se van a quedar vacantes serán mayores que los puestos solicitados, teniendo en cuenta los actuales estratos de la pirámide poblacional. Esto se debe a que, como podemos ver en la pirámide poblacional española, la generación de relevo es menor que la generación retirada. Por tanto, nuestra economía se encontrará ante un excedente de demanda de puestos de trabajo los cuales serán subsanados por factor trabajo extranjero procedentes de aquellos países donde exista un excedente de oferta laboral. Finalmente, este proceso tendrá las consecuencias manifestados en la descripción de la teoría clásica en el mercado laboral. (Nota: En los modelos económicos son las empresas las que demandan puestos de trabajo y son los trabajadores los que ofertan su trabajo. El concepto es a la inversa del utilizado en el lenguaje cotidiano.)

Si tuviéramos en cuenta las nuevas teorías migratorias, la inmigración que reciba el país tiene más probabilidad de ser una inmigración de atracción (pull) por las posibles oportunidades laborales que tengan en nuestro país frente a las perspectivas que tengan en su país de origen. E, incluso, me atrevería a afirmar que aquella población que viene por motivos de empuje (como una guerra) tendría mayores posibilidades de integración en la sociedad.

Usted se estará planteando, entonces, ¿cuál es el motivo de los discursos alarmistas de la inmigración?, ¿por qué la política no analiza de manera fría y prefiere dictaminar sus discursos a través de las falacias y no de la razón? La respuesta de esta pregunta daría para escribir otro artículo, un artículo basado en la degradación de nuestra calidad democrática y el avance de la cultura de la mediocridad política. Sin embargo, a pesar de todos estos discursos emitidos sin una mínima previa reflexión de dos minutos, resulta que la inmigración ya está aliviando todos estos problemas demográficos y, por consecuencia, los problemas económicos derivados de estos.

En estos últimos años, el crecimiento vegetativo de España es negativo. Si realizamos la diferencia entre nacidos y fallecidos obtenemos que lo segundos son mayores y, por tanto, están falleciendo más personas de las que nacen. Sin embargo, la población española ha ido creciendo en el mismo periodo, aunque sea a un ritmo muy bajo. ¿El motivo de ello? La inmigración. Es la cantidad de inmigrantes que han entrado en el país lo que ha mantenido el crecimiento positivo. Y no, la inmigración que recibe España no es principalmente africana, es europea, siendo el principal foco de emisión la Unión Europea de los 28. De hecho, según los datos de 2016 de la población española del INE, el 40% de los inmigrantes pertenecían a la UE, el 23% a África y el 22% a Latinoamérica.

Como conclusión, la inmigración puede tener los siguientes efectos positivos:

·   En primera instancia, en lo que se refiere al mercado laboral, puede ser totalmente compatible (y necesario) la llegada de inmigración. Por un lado, tenemos que cuando la generación del baby boom se retire, la reposición de mano de obra se verá obligada a ser paliada por trabajadores extranjeros, los cuales pueden ser de alta cualificación. Por otro lado, las elevadas tasas de dependencia de la población generarán el desarrollo y consolidación de los mercados relativos a la Economía de la Salud, donde se necesitarán auxiliares para dicho sector, puestos que no requieren formación académica y pueden ser ocupados también por el factor trabajo extranjero. Aunque la Política no quiera poner el foco en el problema, la Soledad es uno de los mayores retos que tenemos y tendremos en esta vida de excesos donde el «yo» prima antes que el colectivo.

·   En segunda instancia, los inmigrantes potencian el consumo del país de origen y las recaudaciones fiscales del país, por lo que tendrá un efecto positivo en nuestra Hacienda Pública. El resultado que tendrá en las pensiones será positivo, pues es necesario de proceder a realizar un aumento de los cotizantes hasta el punto de que vuelvan a ser mayor que los pensionistas.

·   En última instancia, mencionar una crítica a este efecto migratorio: la inmigración que viene al país suele estar en las capas medianas de la pirámide poblacional, por lo que, si no se aumentan las tasas de fecundidad o esta población no retorna a su país de origen cuando sean ancianos, nos seguiremos encontrando con la misma casuística: la dificultad intergeneracional para seguir manteniendo el Estado del Bienestar y la Seguridad Social, pues habrá más beneficiados que contribuyentes (Vázquez Grenno, 2007).

 

3. Efectos negativos del fenómeno migratorio  

Una de las principales desventajas o efectos negativos que se suele argumentar respecto a la inmigración es su impacto en los salarios y el mercado laboral del país de acogida. Sin embargo, para evaluar los efectos de la inmigración en el mercado de trabajo no nos basta con estudio de forma general, es necesario tener en cuenta las habilidades y formación de la población inmigrante, así como la estructura económica del país receptor.

Observamos que la inmigración tiene un impacto nulo o moderado sobre los salarios en general, pero si entramos más en profundidad, encontramos efectos más significativos a lo largo de la distribución de ingresos, donde los trabajadores con bajos salarios sufren una pérdida de poder adquisitivo, mientras que los trabajadores con ingresos medios y altos ganan poder adquisitivo.

Analizando el caso del Reino Unido llegamos a conclusiones dispares, por un lado, entre 1997 y 2005 no hubo tal impacto en los salarios como podríamos pensar, sino todo lo contrario, la llegada de mano de obra propició un incremento general de los salarios del 1% (Dustmann, Preston y Frattini, 2013) sin embargo otras investigaciones reflejan efectos negativos en los salarios de -0,3% para el período 2000-2007 (Reed y Latorre, 2009).

Los datos de Dustmann («The Effect of Immigration along the Distribution of Wages) nos confirman aquello que indicamos anteriormente , y son los diferentes efectos distinguiendo entre trabajadores «nativos» en el rango más bajo y más alto de la distribución de los ingresos , para un incremento del 1% en la población inmigrante del Reino Unido nos encontramos efectos totalmente contrapuestos , por un lado  una caída de los salarios de -0,6% para el 5% de los trabajadores más pobres y un 0,5% para el 10% más pobre , y por el otro un incremento del 0,4% para el percentil  90 (%) más rico.

Si nos centramos en el sector servicios, observamos que un aumento del 1% de la población inmigrante, conlleva una reducción de los salarios 0,5% en los servicios semicualificados (Nickell y Salaheen, 2008).

Otro apunte interesante es que los efectos en los salarios se producen con mayor intensidad en la población inmigrante que ya es residente en el país de acogida (Manacorda, Manning y Wadsworth, 2012), esto se debe a que las habilidades de los nuevos inmigrantes tienden a ser sustitutivas y no complementarias de las de aquellos que ya se encuentran trabajando.

En cuanto al desempleo, la evidencia empírica no muestra efectos relevantes a nivel agregado, sin embargo, si se muestran efectos negativos en los sectores de baja cualificación que se compensan con un aumento del empleo en aquellos que requieren una titulación universitaria (Dustmann, Fabbri y Preston, 2005), pero los efectos negativos sobre los empleos poco cualificadas no se mantienen en el largo plazo (> 10 años), (Jean y Jiménez, 2010).

 

4. Medidas alternativas: Pritchett 

En los últimos meses en varios medios de comunicación especializados en economía ha surgido la polémica en torno a la propuesta sobre inmigración del execonomista del Banco Mundial y profesor en Harvard Lant Pritchett.

Al margen de que se pueda estar más o menos de acuerdo con las tesis de Pritchett, consideramos relevante analizar su propuesta y explicar su propuesta, con el objetivo de abrir un debate que consideramos relevante en la actualidad. En su obra Let their People come: Breaking the Gridlock on international labour mobility, Prtichett (2006) propone un sistema de cuotas para trabajadores temporales inmigrantes con un enfoque en el desarrollo de los países emisores de mano de obra.

Este sistema de cuotas debería basarse en estos puntos: debe consistir en acuerdos bilaterales entre países emisores y receptores, tener una cuota específica según las distintas ocupaciones, mejorar el impacto de los movimientos migratorios en términos de desarrollo, imponer penalizaciones para aquellos trabajadores y empresas que permanecen más tiempo del esperado y proteger los derechos fundamentales de los trabajadores temporales.

Con esta propuesta el acceso al mercado de trabajo sería de forma temporal extendiendo sistemas ya existentes como «au pair» o la visa J-1 en Estados Unidos, por un período de 5 años. Los trabajadores temporales se incorporarán solo en aquellos sectores donde esté demostrada una escasez de mano de obra que solo puede ser determinada por una mesa en la que se encuentren los representantes sindicales y patronales. En esta situación el país Z tendrá permiso para enviar una fracción de X trabajadores por Y años para trabajar exclusivamente en aquellos sectores donde se ha demostrado que exista escasez. Pritchett insiste en las multas a los empresarios que no respeten estas cuotas y acuerdos, puesto que si no hay presión política suficiente la contratación ilegal seguirá existiendo.

En toda esta cuestión remarca la importancia que tendría una medida así en cuanto al desarrollo de los países emisores, pues según un estudio de elaboración propia (Pritchett, 2006) una ayuda directa al desarrollo de 4500$ «solo» genera un retorno positivo de 334$, estos retornos positivos podrían ser mucho mayores en forma remesas de los inmigrantes a sus hogares partiendo de salarios base de 17.000$.

 

5. Conclusiones

Para concluir finalmente con este breve análisis sobre las migraciones, resumiremos de manera breve las conclusiones. Como primera de ellas, podemos comprobar cómo la inmigración puede ser, al menos en el corto plazo, una solución para evitar la inversión de la pirámide poblacional y, por ende, una solución parcial a la problemática del mantenimiento de la Seguridad Social, especialmente de las pensiones.

Dicho fenómeno anterior se debe al hecho de que la inmigración genera unos efectos muy positivos en lo que a recaudación fiscal se refiere, proporcionándonos mayores impuestos tantos directos como indirectos. Además, hay que destacar que no es cierto el hecho de que los inmigrantes reciban más de lo que aportan, sino al revés, provocan un efecto positivo en las arcas del Estado.

Cabe añadir también que el efecto y la variación en los salarios depende estrepitosamente del segmento laboral a analizar. Mientras que por un lado aquellos sectores más precarizados y con menores salarios sí que sufren el efecto de los inmigrantes empujando los salarios aún más a la baja, en los sectores donde se requiere de alto potencial de capital humano este efecto no tiene apenas consideración. 

Para concluir con este análisis, es imprescindible recordar que el efecto migratorio agudiza y profundiza la crisis de la pirámide demográfica en sus dos principales problemas: la geografía y la estructura de edades. La inmigración irá a aquellas áreas más dinámicas económicamente hablando y más pobladas (sea Madrid o Barcelona) y la población que llega es una población adulta, no es una población ni de jóvenes ni de ancianos. Por tanto, en el largo plazo, ni se solucionaría la crisis demográfica en función de su estructura ni el enorme problema de distribución poblacional que sufre España.

Es por todo lo anteriormente dicho que se busquen soluciones a largo plazo para combatir este problema presente. Aunque el modelo propuesto sea el de Pritchett por nuestra parte, te animamos a ti, lector, a indagar sobre la Economía de la Población y sus repercusiones sociales. Es la única manera con la que podrás crear una opinión propia alejada de aquellos discursos y fundamentos cargados de odio, ignorancia e intolerancia.

 

Bibliografía

Dustmann, Christian; Fabbri, Francesca y Preston, Ian (2005). «The impact of immigration on the British labour market»,  https://www.ucl.ac.uk/~uctpb21/Cpapers/ecoj_1038.pdf

Dustmann, Preston  y Fratinni  (2013). «The Effect of Immigration along the Distribution of Wages», https://www.ucl.ac.uk/~uctpb21/Cpapers/Review%20of%20Economic%20Studies-2013-Dustmann-145-73.pdf

Jean, Sébastien y Jimenez, Miguel (2010). «The unemployment impact of immigration in OECD countries», https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0176268010000765

Manacorda , Manning y Wadsworth (2012). «The Impact of Immigration on the Structure of Wages: Theory and Evidence from Britain», https://personal.lse.ac.uk/manacorm/manacorda_manning_wadsworth.pdf

Nickell, Stephen y Saleheen, Jumana (2008). «The impact of immigration on occupational wages: British evidence», https://www.nuffield.ox.ac.uk/users/nickell/papers/ImpactofImmigration-Apr08.pdf

OECD (2013). «The fiscal impact of immigration in OECD countries», en International Migration Outlook 2013, OECD Publishing, https://www.uio.no/studier/emner/sv/oekonomi/ECON1730/h14/pensumliste/intmigroutlook2013ch3.pdf

Pritchett, Lant (2006). Let their People Come: Breaking the Gridlock on international labour mobility, https://www.cgdev.org/sites/default/files/9781933286105-Pritchett-let-their-people-come.pdf

Reed y Latorre (2009). «The Economic Impacts of Migration on the UK Labour Market», https://www.ippr.org/files/images/media/files/publication/2011/05/labour%20market%20impacts_1678.pdf

Ruhs, Martin y Vargas-Silva, Carlos (2018). «The Labour Market Effects of Immigration», https://migrationobservatory.ox.ac.uk/wp-content/uploads/2016/04/181214-Briefing-Labour-Market-Effects-Immigration.pdf

Vázquez Grenno, Javier (2007). «Spanish Pension System : Population Aging and Inmigration Policy», https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3136557.pdf