«La ideología dominante es la de la clase dominante» [1], proposición que supone cierto pensamiento en las clases dominadas —pues no sólo piensa la dominante—, pero que queda sometido a la ideología dominante. Opinión pública, sentido común, conciencia de clase proletaria o pequeño burguesa incluida la campesina, etc., otros tantos estratos de la conciencia social de pensamientos que no son ideología dominante, pero que esta somete, aunque sin anularlos; por eso, en momentos de crisis social, logran zafarse del yugo y hacen valer sus perspectivas en términos de reforma, de revolución o de crítica general de la sociedad burguesa. Así que, de un lado, las ideologías de clase y, de otro lado, el sentido común. Del cual, Marx ha establecido su estructura [2] en El capital con su teoría del fetichismo de las relaciones sociales mercantiles constitutivas de la sociedad civil [3]. Pero unas (ideologías) y otro (sentido común) suponen además de ideas argumentadas, una psicología o base emocional social para conformarse. Por eso, Wilhelm Reich analizó la psicología de masas del fascismo para explicar la política, el régimen y la ideología fascistas [4]. Y bien, en el repertorio de la ideología dominante actual las ideologías neomalthusianas son un rubro privilegiado que logra dominar al sentido común y —a  través de este— a las ideologías no dominantes. Ahora bien, un aspecto decisivo de la ideología nazi es, precisamente, su malthusianismo en clave racista, encuadrado en un conjunto ideológico más basto y en una psicología de masas que expondré brevemente. En el entendido de que conforme la ideología dominante contemporánea se articula cada vez más mediante diversas ideologías neomalthusianas, revela el síntoma de su fascistización. La cual no es un fantasma o giño ideológico mero sino la expresión del progreso en la enajenación que caracteriza a nuestro mundo, el de la «época de la degradación civilizatoria» [5].

En lo que sigue demostraré que la ideología dominante actual contiene ideologías neomalthusianas como ingredientes suyos que semejan no serlo y ser de izquierda.  Para lo cual me sirvo de la Psicología de masas del fascismo de Wilhelm Reich, así como de las teorías de Marx sobre la ideología y sobre el sentido común. Y, en fin, que el inopinado dispositivo para coordinar dichos argumentos camaleónicos de dominio es el pensamiento de Michel Foucault, querré demostrarlo mediante la teoría del cuádruple ethos de la modernidad de Bolivar Echeverría [6].

 

I. Psicología de masas en Marx y Reich y la generalización del fascismo

 

Cuando yo hablo de <<revolución profunda de nuestra vida cultural» me refiero principalmente a la sustitución de la familia patriarcal autoritaria por una forma natural de familia. Pero es precisamente esta forma natural de relación entre marido y mujer y entre padres e hijos la que tiene que vencer todavía los mayores y más peligrosos obstáculos.

Wilhelm Reich [7]

 

El análisis científico llevado a cabo por Wilhelm Reich (WR) de la psicología de masas del fascismo [8] completa con el inconsciente freudiano [9] el análisis de la conciencia política racional de la clase obrera en acuerdo a sus intereses económicos, llevado a cabo por Marx [10]. Pues sólo sobre el fondo de este análisis, por contraste, puede dar cuenta WR del comportamiento irracional que tuvieron las masas alemanas en 1933 al votar mayoritariamente por el candidato del enemigo de clase, Hitler, llevándolo al poder. Análisis científico dialéctico que le permitió a WR captar la forma general del fascismo, la nazi: el fascismo negro, podríamos llamarlo. Analizado por WR sin recurrir a la pulsión de muerte [11] freudiana, por considerarla noción anticientífica, en contradicción con la hazaña científica del psicoanálisis. Pues vuelve inútil o, peor aún, absurdo al psicoanálisis, dada la tendencia a sufrir que tal pulsión supone en el alma humana; en efecto ¿para qué curarse o para que sacudirse las cadenas de encima; o para qué criticar al fascismo, si este no hace sino expresar lo más recóndito del alma humana [12]? Noción absurda y reaccionaria que WR desechó consecuentemente en su análisis del fascismo. Sobre esa base pudo añadir en ediciones posteriores de su libro la determinación de un fascismo amarillo o imperial despótico (en alusión al emperador amarillo) el japonés, en el que no observamos el contraste entre una actuación racional posible de las masas y una servil, masoquista, irracional, sino sólo esta última. Pues los súbditos del emperador japonés —sumidos en el misticismo— no tienen opción de una votación libre por un candidato que represente sus interese de liberación. Y todavía añadió la caracterización del “fascismo rojo», como lo llamó expresamente, al analizar la situación de la URSS estaliniana de 1934. Un fascismo de colores bajo máscara democrática republicana, individualista y consumista alcanzó WR a descubrir en EU. En fin, su Psicología de masas del fascismo establece la advertencia de la mundialización del fascismo bajo diversas versiones; incluido, por supuesto,  el fascismo despótico colonialista imperialista tan patente en el comportamiento del imperio británico o del rey de Bélgica en el Congo Belga y, más aún, de EU, no sólo por arrojar bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki sino por su comportamiento en todo el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

 

El diagnóstico diferencial de WR  sobre la psicología social patológica del fascismo alemán

es como sigue: la represión sexual instaurada por la moral al interior de la familia patriarcal frena el desarrollo de la genitalidad, convirtiéndola en fábrica de pregenitalidad y sufrimiento neurótico dada la simultanea exigencia moral en favor de la heterosexual [13]. El psicoanálisis ya había descubierto tal correlación: la represión sexual socialmente instaurada en la familia [14] genera neurosis. Pero otra cosa es lo que tenemos en la psicología de masa del fascismo, no simplemente pregenitalidad y neurosis en vista de cumplir las metas genitales heterosexuales de la moral sexual junto a sus exigencias de reprimir a la sexualidad. En acuerdo a su dualidad constitutiva, la familia patriarcal produce tanto individuos sanos, genitales, como neuróticos en diversas proporciones. Las masas neuróticas ora se conforman a regañadientes con el sometimiento ora lo desafían irreverentes, pero nunca lo promueven activamente; al contrario de como lo mostró el comportamiento psicológico de las masas alemanas bajo la propaganda nazi. Para algo así, se requiere que el comportamiento pregenital neurótico irracional sea postulado como superior al comportamiento racional clasista contra el opresor; el cual sería un comportamiento genital (racional).  Así, para dar cuenta de la psicología social patológica del fascismo alemán, sería necesario no sólo fomentar la pregenitalidad mediante represión sexual, sino que, además, se la fijara y se la opusiera a la genitalidad; pues de estar sometida a esta, la pregenitalidad pasa a ser redoblada para que someta a la genitalidad. Tal es el dispositivo fascista general descubierto por WR; y no simplemente el neurótico descubierto por Freud.

Precisamente WR se percata de que en la situación particular de Alemania esto sucede así dada la exaltación de familia de la pequeña burguesía que tiene lugar en Alemania respecto de la familia burguesa o la proletaria, etc. [15].  Pues dicha familia no solo muestra la  autoridad paterna presidiéndola, mientras genera ora gente sana ora pregenitalidad y neurosis. Sino que redobla la autoridad paterna al asignarle al padre el papel de patrón de la pequeña empresa familiar. Padre/Patrón que rige sobre tu trabajo y sobre tus emociones, según el beneficio económico familiar; he aquí la represión sexual redoblada y una familia patriarcal autoritaria propiamente dicha, casi imposibilitada para tener hijos sin neurosis ni esquizofrenia. Y es esta familia la que es asumida como modelo en la sociedad alemana: su moral, el comportamiento de sus integrantes, sus sentimientos e ideales, etc. La fábrica de producción de pregenitalidad y neurosis es el ejemplo para las restantes formas de familia que generan ora sanía ora neurosis. La pregenitalidad —la histeria, el sadismo, el masoquismo y el narcicismo, etc.— ha quedado socialmente convalidada e instituida como norma que se opone y somete a la genitalidad [16].

Así que las formas de conducta y las ideologías völkisch y völkisch-racistas [17] —y de entre ellas la desarrollada por el partido nazi— fueron crecientemente asumidas como las más adecuadas y socialmente valoradas. Las elecciones del Reich de 1933 señalaron ganador a Hitler y al programa e ideología de su partido, resumidos en Mi Lucha [18]; escrito bajo la influencia —glorificada por Hitler de la Psicología de las multitudes (1865) [19]— de Gustavo LeBon.

La Ideología dominante es la de la clase dominante, según Marx; WR añadiría que la psicología de masas dominante  es la propia de la forma dominante de familia. Por lo cual logra sesgar a la ideología dominante según esta peculiar psicología social. La burguesía alemana —no tomada miembro a miembro sino como clase— asumió al nazismo como la expresión del proyecto político y cultural que le garantizaba la explotación de la clase obrera alemana y la opresión sobre todo el pueblo, mientras la situaba frente al resto de burguesías nacionales europeas como un sujeto competente y, aún, posiblemente vencedor. El nacionalismo fascista repudiante de las pesadas sanciones impuesta a Alemania por el resto de naciones mediante el Tratado de Versalles de 1919, adquirió cada vez más aceptación conforme la crisis económica de 1929-1934 se iba recrudeciendo.

El dispositivo psicosocial psicosexual fascista es logrado en las otras variantes de fascismo de otro modo; pero consiste en todos los casos en la producción masiva de pregenitalidad, su fijación y el oponerla a la genitalidad hasta lograr someterla. Habiendo logrado WR este diagnóstico psicosocial general frente al diagnóstico freudiano de las neurosis socialmente generadas —mismo que preside la redacción de los escritos de WR de la época de la SexPol [20], en especial de La lucha sexual de los jóvenes [21] pudo establecer los rasgos clínicos de la plaga emocional en tanto tipo de carácter individual neurótico extremo frente a otros tipos de caracteres neuróticos, tal y como lo describe en 1934 en su Análisis del carácter [22]; es decir el tipo de carácter correspondiente a la psicología de las masas  del fascismo.

El procedimiento de diagnóstico diferencial aplicado a la escena de la psicología social ocurre mediante la comparación de situaciones familiares y sociales históricamente determinadas. Y es por aquí que WR asume el  análisis histórico comparativo del materialismo histórico. Por eso titula su libro no meramente «Psicología de Multitudes» (LeBon) o como el de Freud: Psicología de las masas… [23] (1921) en los que la psicología de masas es aceptada como factor biológico general. Mientras que para WR por el contrario, una es, por ejemplo, la psicología de las masas revolucionarias en 1789, en 1830, en 1848 o en 1871, etc., y otra muy distinta la psicología de las masas del fascismo en 1933.

La psicología social alcanza en WR la dimensión de una ciencia histórica propiamente  dicha; irreductible a Freud y a Marx, aunque necesariamente sustentada en sus aportes científicos respectivos. Algo que la tercera edición de 1942 de Psicología de masas del fascismo explicita, pero que estaba contenido desde la primera edición desde 1933, con su crítica del fascismo a pocos días del triunfo de Hitler.

El reconocimiento de WR al materialismo histórico no solo es general y particular, sino, aun, singular en relación al formidable aserto científico reichiano sobre la peculiaridad de la psicología de las masas del fascismo. En efecto, Karl Marx no sólo ha hablado de clases, sus luchas, sus intereses económicos y políticos y su actuación racional, etc. Sino, también, de la psicología de las masas, en particular de la clase obrera. Por eso, es desde el Marx de 1843 [24] que WR confronta la idea de Gustavo LeBon acerca de que las masa revolucionarias actúan irracionalmente, como animales [25]; y aún la idea de Freud de una psicología del inconsciente de las masas humanas válida para cualquier época [26]. Por eso WR titula el primer capítulo de su libro en homenaje al joven Marx: «La Ideología como Poder Material», citando incluso un pasaje del «En torno A La Crítica de la Filosofía del Estado y del Derecho de Hegel (Introducción)», escrito por Marx en 1843.

La psicología de masas patentiza el poder material de la ideología, cabe analizar la estructura, funciones y formas —trucos incluidos— de esta:

 

II. La ideología dominante y sus niveles de constitución

1. Hegel, Freud, Malthus, Sade y el estoicismo, etc.

La clase dominante explota económicamente, hegemoniza políticamente a las clases dominadas y controla la conducta social entera. De ahí que los niveles de constitución de la ideología dominante sean básicamente tres: el económico, el político y el global. El cultural y el específicamente social los complementan suficientemente. Exploremos los primeros tres:

Explotar plusvalor a la clase obrera y, preferentemente, la mayor cantidad posible, es el núcleo de la ideología dominante en acuerdo al lugar y función que la burguesía ocupa en la base económica de la sociedad. Marx lo demuestra con precisión en las secciones del tomo I de El capital dedicadas a analizar la explotación de plusvalor absoluto y relativo (III a V) [27].

Tergiversar la conciencia política validando su interés particular de clase como interés general de toda la sociedad, constituye el núcleo de la ideología dominante a nivel político.

Amenazar de muerte a los esclavos para controlar sus conductas es el interés de la clase dominante a nivel global de gestión del modo de producción entero de la vida social, como lo demostrara Hegel en la «dialéctica del amo y del esclavo» [28] en su Fenomenología del espíritu [29]. Pero es de notarse que esta amenaza requiere de dos emisiones, así que este nivel de la ideología dominante se subdivide en: amenaza al esclavo desde el exterior, desde el amo; y en amenaza de muerte contra el esclavo desde dentro de este, como si un amo virtual existiera para doblegar al esclavo a modo de Caballo de Troya anímico. La pulsión de muerte pretextada por Freud falazmente como constitutiva de la psique humana [30], es la formulación más acabada de este subnivel de la ideología dominante [31].

Para evaluar lo peligroso de las diversas opciones políticas e ideológicas de la sociedad, incluso, de las distintas opciones de fascismo, la medida es su letalidad. La cual debe ser, por un lado, argumentada o justificada por la ideología dominante; y, de otro lado, frecuentemente ocultada incluida la argumentación justificatoria del caso, toda vez que resulta sumamente difícil —que no imposible— que la población acepte que será dispuesta y aún programada su muerte. Dado que debe tener lugar una argumentación, la forma clásica de la misma es la doctrina económica de Malthus [32] que recomienda explícitamente el recorte de la población. La argumentación filosófica de adquirir un sano estoicismo ante la adversidad, dígase la muerte por guerra o por otra causa, ya la despliegan cínicamente los monstruos despótico libertinos que fungen como personajes satirizados por Sade en novelas como Justín, Julliette o Los 120 días en Sodoma, etc. [33], pero se puede apreciar en sus ventajas contemporáneas el estoicismo en múltiples videos de YouTube. Más refinada aunque muy estigmatizada es la argumentación filosófica del Ser-para-la-Muerte  de Heidegger, que supone él que somos [34]. Sin olvidar la estrella: el Principio de Muerte freudiano, Tanatos o pulsión de muerte, que al lado de Eros reina en El malestar en la cultura (1930) [35] y fuera celebrado por Melanie Klein [36] en el corazón de los niños y llevado a la apoteosis por Lacan [37], sirviéndose de Hegel para enfatizar lo que Freud dijera más ligeramente aunque, también, con sofisticados tonos sombríos y misteriosos, que para oídos de la opinión pública judeocristiana y para sus intelectuales no podían sino sonar fascinantes (WR dixit [38]). Todo va incluido, en realidad, en la versión malthusiana  social y políticamente operativa.

2. Malthus

El control social autoritario sustentado políticamente en Maquiavelo y Hobbes fue profundizado por el nacismo, mediante la argumentación psicosocial de Gustavo LeBon [39] admirado por Hitler [40]; y en términos racistas, mediante H. S. Chamberlein [41]; mientras que la segunda dimensión política general del fascismo —el dictado de muerte y sobre las vidas— se encuentra sustentado en Malthus [42], cuya teoría le confiere al capital y su Estado el derecho general a disponer de las vidas de las personas para reducir el crecimiento poblacional; al que se añadió el derecho particular de disponer de las vidas de las personas de «razas inferiores», argumentado en el Ensayo sobre la desigualdad de las razas (1853-1855) por el «padre de la demografía racial» Joseph Arthur de Gobineau; y aún debió forzarse la argumentación para establecer un derecho singular  para disponer de las vidas de las personas de raza semita, en especial, judías, tal y como Houston Stewart Chamberlein lo hiciera en Los fundamentos del siglo XIX.

Sin embargo, debemos reconocer que el posicionamiento fundamental dictatorial de las clases dominantes —el núcleo del fascismo en tanto política autoritaria— se encuentra en la justificación de Malthus de reducir el crecimiento poblacional en interés de la civilización y las clases superiores. Dicho argumento confronta a la población con los recursos naturales señalando que aquella crece exponencialmente, mientras estos sólo en progresión aritmética; así que al crecer la población se genera escases y penuria, así como insurrecciones posibles para salir de la miseria, como sucediera en la revolución francesa de 1798. Por donde la población creciente es enemiga del orden y la civilización, así como de las clases poderosas que los promueven.

David Ricardo criticó a Malthus [43] señalando que el desarrollo tecnológico suscitaba una progresión geométrica de los recursos, posibilitando la superación del problema. Pensó al capital y la población como aliados interesados en el desarrollo tecnológico. Karl Marx perfeccionó este argumento, además de establecer que las leyes poblacionales que según Malthus regían a la humanidad, en realidad, reflejaban efectivamente —aunque de modo imperfecto— las leyes específicas de la sociedad burguesa; la cual requiere un exceso poblacional relativo constante para poner en competencia a los obreros a fin de deprimir su salario, así como para en caso de auge económico, posibilitar al capital tener a su disposición grandes masas de desocupados para explotarlos en las tareas involucradas en dicho auge [44].

La manera en que Marx perfeccionó el argumento tecnológico ricardiano, señala que la tecnología no crece de modo espontaneo y neutral bajo el capitalismo; crece a beneficio del capital y sometida a sus necesidades de explotación de plusvalor (relativo a la clase obrera). El desarrollo tecnológico capitalista ocurre como resultado de quedar subordinado realmente el proceso de trabajo bajo el capital. Karl Marx denomina esta situación: subsunción real del proceso de trabajo bajo el capital (SRPT/K) [45], pues altera el contenido real —o técnico— del proceso de trabajo en vista de, así, explotar mayor cantidad del plusvalor (base de la ganacia) que Karl Marx tipificó como plusvalor relativo [46].

De tal manera, en el curso del desarrollo capitalista, las fuerzas productivas de la sociedad, en particular, la tecnología, crecen en una medida suficiente para satisfacer las necesidades de la población creciente y, aún, para mejorar sus condiciones de vida; pero el proceso de acumulación de capital involucra una ley de población, según la cual se requiere un ejército industrial de reserva de magnitud variable para los requerimientos coyunturales del capital, según dijimos. Parte de la población resulta sobrante según las necesidades de los negocios del capital. Sólo destruyendo revolucionariamente las relaciones de acumulación y de explotación del capital, podrían superarse las leyes poblacionales capitalista que vuelven excesiva a una parte de la población lista para el trabajo mal pagado, para ser carne de cañón en las guerras y para ser empleadas en actividades de auge pasajero, etc. Sólo entonces el desarrollo de las fuerzas productivas de la humanidad podrá servirle a esta, en vez de ser el límite que obliga a recortarla abrupta o previsoriamente. Este cuadro del desarrollo objetivo capitalista y su ley de población —descrito por Marx— explica las figuraciones reaccionarias de Malthus. Esto es, realmente el capitalismo genera continuamente exceso de población obrera; pero no por las razones biológico sexuales que arguye Malthus; mientras el desarrollo tecnológico posibilita alimentar a un número creciente de población, conforme esta empuja a que se desarrolle la industria [47]. Pero el sector más reaccionario de la oligarquía puede atenerse a la continua creación de un EIR que aparenta exceso de población absoluto a lo Malthus, para sacar adelante políticas malthusianas antipoblacionales.

En la década de los sesenta del siglo XX, el auge capitalista de la segunda posguerra mundial se agotaba. De suerte que se hicieron patentes las leyes de recorte o desvalorización del capital en la crisis de sobreacumulación de capital de 1971, así como las leyes capitalistas de exceso poblacional relativo para ser mayormente explotada la clase obrera por el capital en vista de, así, contrarrestar dicha sobreacumulación [48]. Compensación que no es automática sino procesual y conforme sucumben múltiples empresas capitalista particulares, hasta que todo el sistema sale avante y fortalecido al término de la crisis económica; que, en esta ocasión, duro poco más de 10 años (1971-1982) [49]. De manera que ante la situación de emergencia para el capital, de asfixia y aparente riesgo de muerte, la disyuntiva entre gente y capital quizó ser decidida a favor de este. Malthus debió ser reactualizado. Y entre 1968 y 1974 se perfeccionó un argumento neomalthusiano por mandato de grandes magnates reunidos en el así llamado Club de Roma [50].

Argumento que, en primer lugar, no se presenta como el de Malthus, como argumento de las clases altas contra la población para diezmarla; sino como un argumento favorable a la población, a la humanidad, así que humanista y humanitario contra el desarrollo capitalista industrial y en favor de la ecología. Se presenta, pues, como una ideología de izquierda; aunque realmente sirve al capital en su designio despoblador, esto es, asesino. En segundo lugar, sabe de la crítica de Ricardo y la de Marx a Malthus, quienes señalan al desarrollo de las fuerzas productivas como solución. Por eso, el neomalthusianismo hace el truco de transformar la solución en problema, así que ya no hay solución... Pues señala que la industria contamina el planeta volviendo insustentable la gestión económica [51]. Y a los dos años el mismo club, señaló que la contaminación múltiple está calentando el clima de todo el mundo, dado el efecto invernadero del CO2 resultado de las múltiples formas de contaminación [52].

3. La elite globalista e ideologías neomalthusianas

Hagámonos una idea esquemática de cómo fue que en el curso del desarrollo capitalista, la burguesía llegó a necesitar y a construir un argumento así, neomalthusiano, que parecía revocar a Malthus en vista de actualizarlo, en la misma medida en que aparentaba ser de izquierda para mejor servirle a la clase dominante.

En la cumbre de la sociedad mundial contemporánea se encuentran los hombres y mujeres más ricos y poderosos del mundo temerosos de ser: 1) robados (así que se aseguran con candados, rejas, alarmas, policías y ejércitos). Pero, además, les 2) enojan las hordas insubordinadas de los explotados que se organizan políticamente para «expropiar a los expropiadores», esto es, para derrocarlos del poder político y expropiar sus empresas; de suerte que no sólo utilizan las fuerzas represivas del Estado contra dichas ordas y sus organizaciones políticas, sino que 3) organizan partidos políticos contarios con nutridos seguidores. Para lo cual requieren 4) construir una ideología que lo posibilite, que convenza a mucha gente —no sólo de la clase dominante si no, sobretodo, de las clases dominadas— de que es justo el modo de vida social que les permite a dichos ricos y poderosos serlo; y, aún más, que es «el mejor de los mundos posibles», tal y como el leibnitziano Candido [53] sostuviera. Y al no ser suficiente esta operación y crecer dichas hordas, su enojo y sus organizaciones, la oligarquía temerosa, enojada y manipuladora —y, a estas alturas, ya desesperada porque ninguna de sus artimañas resulta ser completamente eficaz— prisionera del terror, afina sus armas: 5) infiltra a sus agentes en las organizaciones políticas de izquierda para torcerlas. Y aún, 6) encarga a expertos ideólogos retorcer la ideología de izquierda para que siga aparentando serlo pero, en realidad, sirva a los intereses de la clase dominante de diversas maneras; pero, sobretodo, en el servicio más urgente del momento, la última salida completamente eficaz: 7) la destrucción de la población sobrante. Esa que ya no es explotable y que engorda las filas de los subordinados, siendo factor fundamental para calentar los ánimos y volverlos insubordinados.

Evidentemente, para estas operaciones «defensivas», la oligarquía debe difundir eficientemente la referida ideología represiva pero presuntamente instauradora del mejor de los mundos posibles. Todo lo cual se implementa hoy mediante un

3.1. Proceso de fascistización mediático y mediante Inteligencia artificial (IA) planetaria;

inclusiva de un control social permanente mediante los Big Data en posesión de bancos, Facebook, la CIA y diversas agencias internacionales de inteligencia policíaca y militar, etc. De suerte que las innovaciones tecnológicas —más allá de los diarios, la radio y la TV que conociera WR— posibilitan intervenciones tecnológico mediáticas fascistas apenas soñadas por Göbbels y su entero ministerio de cultura del III Reich. He aquí un aparato de control poblacional cuyo radio de acción es mundial. Y que se articula con instituciones bancarias planetarias e instituciones de gobierno mundial adscritas a la ONU, como la OMS, capaces de imponer el cierre forzoso de todas las economías del planeta con base en la amenaza de una pandemia. En efecto, antes del dominio planetario mediante inteligencia artificial actual, se instauró de 1984 en adelante, la pandemia del SIDA y su correspondiente campaña mundial de abierta represión sexual planetaria so pretexto de protección de la vida. De por medio las pandemias por gripe aviar, la porcina y la de influenza, en 2020 se instauró en todo el planeta hasta la fecha la cuarentena del COVID 19. Que al igual que las anteriores instauran un miedo al otro viviente en tanto viviente, pues ser viviente es identificado paranoicamente con transmisor de letal enfermedad. En este contexto tecno comunicacional, la plaga emocional —cuyo síntoma característico es precisamente el referido miedo (y odio) al otro viviente en tanto viviente— hace su agosto por el bien de la humanidad a nivel planetario sobre la base represivo manipulatoria de la sexualidad.

Ahora bien, si exploramos más allá del sentido común mercantil capitalista (SCMC) [54] el

3.2. Nivel simbólico segmentado (en ideologías) del psiquismo social,

encontramos a las ideologías clasistas contemporáneas de arraigo nacional que siguen estando polarizadas entre derecha e izquierda, terratenientes, burguesas, pequeño burguesas y proletarias, etcétera. Eso sí, con contornos mucho más difusos entre ellas que las que prevalecieron no sólo en la primera mitad del siglo XX sino, también, en su segunda mitad. Pero, por sobre éstas ideologías clasistas nacionales, hoy prevalecen las ideologías mundiales de grupos sociales multitudinarios que propugnan, por ejemplo por la liberación femenina, la de los negros en Estados Unidos o la de etnias originarias en diversas naciones de Europa, Asia, África y América Latina, etcétera. Todas ellas se presentan en mayor o menor medida como críticas del capitalismo —así que se infiltran en las ideologías de las clases dominadas— mientras todas apuntan a la instauración de un Nuevo Orden Mundial y de un Gobierno Mundial en ausencia de Estados Nacionales o con la presencia de estos pero con soberanías deprimidas. Así que por un lado, dichas ideologías, aparentan combatir el fascismo nacionalista estatalista, mientras impulsan la agenda de un gobierno despótico mundial de la producción y el consumo que difícilmente oculta el fascismo de colores que lo caracteriza.

Más aún cuando notamos que cada una de estas ideologías de multitudes desclasificadas no pueden enarbolar sus reivindicaciones particulares sino bajo la condición de proponer abiertamente políticas tánaticas neomalthusianas de despoblamiento masivo, como en el caso de la ideología del combate al cambio climático, desde que fuera expuesta por el Club de Roma a inicios de los setenta del siglo XX. O las ideologías (del BM y de la OCDE) de medición de la pobreza, del bienestar y el florecimiento humanos propugnadoras de la renta básica universal, aunadas a la ideología y la práctica del sistema de salud privatizado y en las que la tercera edad o los jóvenes aparecen como poblaciones objetivo de políticas tánaticas. También el tánatos neomalthusiano se abre paso de manera implícita e inconsciente en las ideologías mundiales de grupos sociales multitudinarios arriba aludidos, así como en las novísimas ideologías transhumanistas y en las del fin del trabajo, ambas con intensiva IA de por medio. Analicemos brevemente la dialéctica argumentativa de 5 de dichas ideologías:

3.2.1 La ideología ecologista catastrofista (IEC) del calentamiento global antropogénico [55]

es marcadamente antiindustrialista, aunque casi sin mencionar que dicha industria es capitalista se presenta como una sincera y ferviente idea  pro vida y naturaleza, mientras culpabiliza a los seres humanos por estar vivos y ser consumidores… y también industriales, redunda —bien miradas las cosas— en antihumana. Pues demuestra que para ella lo importante es culpabilizarlos, eximiendo al capitalismo y a los precisos capitalistas de la responsabilidad general de la contaminación de todo tipo.

Por lo demás, sorprende que en esa idea, la contaminación pase a ser desespecificada en cada uno de sus cientos de miles —si no es que millones— de componentes químicos tóxicos, precisamente, al reducirla a contaminación de CO2, decretado por dicha idea como gas de efecto invernadero letalísimo. Eso sí, notémoslo, sin que esté suficientemente fundado el que el CO2 sea un gas de efecto invernadero o en la medida en que el Panel Intergubernamental lo asume para postularlo responsable letal [56].

En suma, es una ideología neomalthusiana, mientras es antiindustrial y contra combustibles fósiles como el petróleo en primera fila. Aunque en un giro paradójico se muestra selectivamente antinacional y tajantemente pro petróleo. ¿Cómo? En la medida en que se esgrime contra las naciones que usan carbón para generar electricidad y mover su planta industrial, porque no tienen petróleo suficiente. Y, mirémoslo bien, también es antinacional en general, en tanto que mantiene una amenaza general punitiva si no cumples con los Protocolos de Kioto, París u otros de aplicación general planetaria.

Y no pasemos por alto que sin darnos cuenta el argumento anticontaminación fue sutilmente transformado en pro clima, cuando la múltiple contaminación fue reducida a contaminación masiva de CO2. De suerte que por vía del clima, dicha ideología anticontaminación es pro globalista y patentemente anti nacionalista. Es autoritaria so capa de salvar al planeta y a la democrática humanidad. Y espera que esta la aclame; y como ya lo hace en una inmensa medida, deberemos reconocer que el sometido glorifica su cadena, como corresponde al mejor humor fascista.

3.2.2. La ideología de género (IG) [57]

la llamo así para dar nombre al feminismo hegemónico en aquello que lo caracteriza en cuanto a su posicionamiento teórico y político central. Sus oponentes conservadores descubrieron este filo de dicho feminismo y, consecuentemente, lo nombraron IG [58]. En efecto, por un lado, se presenta como anti patriarcal y antimachista con la intención de propugnar por la igualdad entre hombres y mujeres ante la desigualdad secular favorable a los hombres que prevalecía en las sociedades occidentales hacia 1975, pero de entonces a la fecha la IG ha promovido la desigualdad a favor de las mujeres, en particular la jurídica y en la opinión pública tanto en redes sociales como en los mass media y entre la gente, así como en lo que se entiende como lo políticamente correcto. De suerte que dice ser de izquierda pero logra un cometido de derecha. Por ese camino anti machista y antipatriarcal resulta ser antifamilia, debido a que identifica familia (F) con familia patriarcal (FP) y esta con familia patriarcal autoritaria (FPA); de suerte que la base antropológica reproductiva de la sociedad pasa a ser cañoneada ante el azoro sobre todo de las familias conservadoras —no necesariamente autoritarias— que dan el grito de alarma de que la base reproductiva de la sociedad está siendo deteriorada consistentemente por la IG [59]. Pero WR también se azoraría al verse saqueado y tergiversado; ya que él propugna por la familia natural, según vimos y por la genitalidad.

Notablemente la identificación falaz entre familia y familia patriarcal autoritaria (F=FP=FPA), conduce a la IG a ser antimasculina que no sólo antimachista; pues tiende a confundir las conductas masculinas con machistas. Si a esto añadimos que en aras de liberar el placer sexual, la IG se presenta como antiprocreativista —de continuo degradando esta posición hacia ser meramente anti procreativa—, tenemos que por doble vía, la IG es anti heterosexual; por anti masculina (so capa de antimachista) y por antiprocreativa (so capa de sólo ser antiprocreativista). Evidentemente, una vez que la IG redunda en esto, no puede sino ser antigenital y, simultaneamente pro pregenital. Es decir, que desde la pregenitalidad niega la genitalidad o que confronta desde la pregenitalidad la genitalidad. Cual es, precisamente, la fórmula de la psicología de masas del fascismo.

 ¿Que porqué se muestran estos deslizamientos de la IG desde la lucha por la igualdad hasta la implantación de la desigualdad, desde el combate contra el machismo hasta el repudio de la masculinidad, desde el combate contra el procreativismo —por ejemplo el eclesiástico— hasta la anti procreatividad y desde la lucha por la liberación del placer sexual hasta la negación de la genitalidad por el endurecimiento de la pre genitalidad? Precisamente por centrarse en el género como un constructo cultural, separado de la naturaleza sexual del ser humano [60]; así que como mero objeto de elección, un capricho, una realidad indeterminada y fluyente que va minando todas las determinaciones racionales y materiales de las interacciones humanas mediante una presunta centuria de géneros o más a escoger, con la opción de luego cambiar dicha elección [61]. La IG asentada en esta premisa absurda, ella misma se desliza contrafinalistamente y hace lo contrario de lo que postula, para luego atenerse a la segunda posición y endurecerla. Es decir, una vez que todo el círculo de desafueros señalados ha quedado establecido. Su dialéctica negativa nos la muestra multifuncionalmente neomalthusiana (por antiprocreativa y anti familia) y simultáneamente neonazi (por ser pregenital y antigenital), cuando comenzó posicionándose en la izquierda, pero es recalcitrantemente reaccionaria.

Sin olvidar que, con todo ello, es antinacional y simultaneamente globalista, pues no sólo opone el género a las clases nacionales despreciando sus luchas o intentando someterlas a la lucha en favor de aquel; si no, sobre todo, al cañonear la base antropológica de la reproducción social, la familia, no puede sino minar las bases de toda la solidaridad social y, en particular, a la nación en tanto forma concreta de organizarse tanto funcional como territorialmente los nacimientos. Pues que eso significa originalmente nación.

3.2.3. La ideología etnicista (IE) [62]

dice afirmar la identidad cultural de las diferentes etnias de nuestro planeta; y aún defenderlas de atropellos  actuales que sufren en los lugares en que habitan. Esto es, en los países y Estados nacionales  del caso. Así que, supuestamente, propugna por una defensa reguladora reformadora que establezca una relación justa entre dichos Estados y las etnias que en su territorio existan. De por medio, la referencia histórica a eventos colonizadores como el español o el holandés y el inglés, etc., que lesionaron a dichas etnias en el pasado; mientras la demanda fundamental cuestiona a los actuales Estados nacionales en el sentido antedicho. Pues la lesión prosigue a veces acrecentada por cuenta de los Estados nacionales del caso; mismos que presuntamente inauguran la vida independiente  de estos países respecto de las metrópolis colonialistas. Pero esta crítica al colonialismo e imperialismo históricos ya no es proseguida —sino por excepción— contra el imperialismo contemporáneo; y sí, sólo consistentemente contra los Estados nacionales.

He aquí una identidad cultural sin raíz política —en la nación huésped— o autonomizada respecto de esta; una identidad cultural autonomizada o enajenada de talante pro pre capitalista y anti nacional. En el caso de etnias de países como Ecuador o Perú, etc., aun no desarrolladas capitalistamente o con magro desarrollo, la ideología etnicista añade la idea de anti industrialismo bajo el rubro de anti extractivismo, y aún —aunque magramente— de anti capitalismo y antiimperialismo. En el entendido de que el anti industrialismo o anti extractivismo se esgrime en defensa de las poblaciones cuya identidad cultural se defiende, sin percatarse que el antiindustrialismo y la desindustrialización también significan y han significado un desafuero contra la población, pues la pone en peligro de muerte por falta de trabajo y alimento.  La IE revela ser neomalthusiana por ser anti industrialista. Como revela ser pro globalista encubierta de culturalismo a político o, en realidad, contra político  o anti Estado nacional. Sea para desmembrar —que no reformar— dicho Estado como en el caso de España, sea para debilitar al Estado nacional cuestionando su soberanía sobre territorios ocupados por tal o cual etnia, como ha sucedido en Bolivia [63] y otros países. O también, para cuestionar políticamente a dicho Estado en coyunturas determinadas, como lo hizo el movimiento BLM contra el gobierno de Trump en 2020 [64].

Así que pro diversidad y pluralismo significa aquí hacer valer todas las particularidades en contra de lo general (nacional). Es antinacionalismo y anti nación, mientras se exalta a una nación o etnia; en vez de que las particularidades queden unificadas en lo general y lo común. Lo general y lo común nacional es atacado; mientras —nótese— lo general y común mundial, con su mano —hasta ahora invisible— ya puede subsumir adecuadamente a todas las partes. Mientras se renuncia a la cooperación entre etnias, precisamente, para construir un Estado nacional y fortalecerlo, la identidad cultural autonomizada o culturalista del caso, es anticooperativa con otras etnias por ser pro globalista. Ataca al Estado pero no a la globalización [65]. Exalta a la parte frente al Estado pero no frente a la globalización. Sugiere un mundo de dos planos: el general y el particular al los que corresponden el Estado y la etnia, olvidando el tercer término: imperialismo y globalización o globalización imperialista. De suerte que, en verdad, tendríamos lo general opresivo identificado con dicha globalización; luego tendríamos al Estado nacional, como la parte sometida primera; que a su vez puede presentar y lo ha presentado un talante opresor respecto de la Singularidad: la etnia o etnias del caso. En todo caso, tres niveles (un mundo con volumen y cuerpo) y no un mundo sólo biplanar (como de papel y sin cuerpo), como se sugiere en la IE para ocultar su designio pro globalista al momento de exaltar su antiestatalismo.

Todo lo cual le permite a dicha ideología reputarse de anarquista izquierdista, mientras apoya reaccionariamente a la globalización imperialista que ha permanecido encubierta mientras ocurre el ataque a desafueros ciertos o ficticios  llevados a cabo por el Estado nacional. Esto es, la IE aparenta ser anarquista y socialista, anti autoritaria y libertaria contra el Estado nación mientras es entreguista respecto a la globalización. Es autoritaria so capa de ser antiautoritaria.

Como se ve, tenemos un doble rasero: oponer las partes (etnia) al todo (Nación) si se trata de ir contra la Nación; e, integrar las partes (etnias) en el todo mundial, si se trata de afirmar la globalización. Así que de lo que se trata para el imperio es de minar la soberanía nacional. He aquí un fascismo antinacional, cual es el colonialista imperialista; globalista e imperialista, sólo que encubierto de etnicismo antiestatal y, a veces, un poco y prudentemente antiimperialista. Sin olvidar el neomaltusianismo ya denunciado por anti industrialista, pero que ahora se redobla cuando notamos que el debilitamiento de la soberanía nacional es consistente con afectaciones  diversas a la existencia de la población inmersa en el territorio del caso.

3.2.4. La ideología transhumanista (IT) [66]

enaltece la técnica y la ciencia al tiempo en que alude sobre todo a la IA y no a toda tecnología y toda ciencia. Dice propugnar por la salud y la longevidad mediante tecnociencia médica, pero, mientras, deplora lo orgánico —por la vía implícita de no sólo no mencionarlo sino de no justipreciar su conformación biologicamente propicia— y exalta lo mecánico y, aún antihumano. He aquí algo así como el superhombre nietzscheano reactualizado en forma grotesca repelente para el mismo Nietzsche [67] como anti humanidad tecnocientíficamente al fin alcanzada. El óptimo ficticio contra lo bueno existente. Una ideología Antihumanista so capa de beneficio a la humanidad [68]. En realidad, un Fascismo salutífero y de promesa de habilidades biónicas extraordinarias más que humanas, que con las resonancias nietzscheanas grotescas que hurta, quiere prestigiarse en cierto segmento educado de la opinión pública como cosa de profundidad filosófica. «El Hombre ha muerto», dice el Foucault nietzscheano, de Las palabras y las cosas [69], para que no quepa duda. Y compruébase en el hacer de la máquina un hombre (elevar la inteligencia de las máquinas al nivel humano o mayor) y hacer del hombre una máquina. El microchip en el cerebro para optimizarlo convirtiéndolo en una supercomputadora, es el primer tramo de una propuesta que busca poner en línea varias de estas supercomputadoras para crear una potentísima «mente de colmena». Ah, sí, y como quien no quiere la cosa, sucede que el chip también puede ser utilizado para la identificación y el control a distancia de la conducta del portador, es decir, nosotros [70]. La ciencia ficción realizada fascinantemente. Fascismo como progreso ilusorio y pseudoautosuperación humanos.

 He aquí un Neomalthusianismo pro tecnológico, pero que no pretende aplicar dicha tecnología al ámbito industrial ni productivo de la economía para el sustento de la sociedad. De por medio la exaltación del brillante metal y el plástico inodoros, así como del orden y la exactitud, frente a un oponente dejado en las sombras pero fundamental: lo orgánico oloroso y de apariencia sucia, untuosa, sanguinolienta. Así que lo necrofílico y antibiofílico [71] del fascismo y su plaga emocional [72] se ven satisfechos. Clonar mejor que reproducirnos mediante sexualidad, para evitar la carnal fornicación (¿machista?) aún a costa de cercenar el enriquecimiento genético otorgado por la sexualidad a la evolución después de la mitosis. Transhumanismo no sólo rima con trasgénero, sino que lo basamenta; y fija tecnológicamente a la IG. Vasos comunicantes de las ideologías neomalthusianas.

Y si preguntas ¿cuánto cuesta el aparatito? te percatas que se había omitido prudentemente también ese tema; y quién te lo vendía, así como que tu cuerpo quedaba sometido a las leyes del mercado; y sus partes, a las grandes empresas transnacionales productoras. Y como habrá quien pague y quien no pueda hacerlo, Malthus y el del bigotito reaparecen a lo Groucho Marx y su otro brother, y Moe en papel de Big Tech transnacional. Transnationalfascism mediante IA.    

3.2.5. La ideología del bienestar y la pobreza (IBP) [73]

propone paliar la pobreza o convatirla no mediante otorgamiento de salarios en puestos de trabajo abiertos a tal efecto; así que no quiere promover el desarrollo industrial [74]. Cual había sido la respuesta del desarrollo capitalista en décadas pasadas. Y cual era de esperarse de la sociedad burguesa. Según esto, la propuesta de esta ideología es paradójica.  En vez de salario por trabajo y desvíandose de abrir nuevos puestos en nueva industria, propone una renta que llama Renta Básica Universal (RBU) [75] a ser otorgada sin necesidad de trabajar. Y entonces, sin mediar explotación de plusvalor a la clase obrera. Misma que ve limitado su crecimiento en este lado de la realidad económica. En la medida en que la RBU es de un monto menor al salario medio, podemos decir que esta paradójica ideología es anti salario o, por lo menos, pro recorte salarial. También es anti obrera o, con más precisión, contraria al Ejercito Industrial en Activo (EIA) [76], mientras fomenta el crecimiento y consolidación del Ejercito Industrial de Reserva (EIR) [77]. Y es todo esto, so capa de ser pro ciudadana en general (dada la universalidad de la renta que propone no para trabajadores sino para ciudadanos desocupados), es decir, que es una ideología neomalthusiana en la medida en que es anti laboral y antiindustrial, mientras propugna por el recorte poblacional  explícitamente so capa de mejorar la sustentabilidad económica industrial [78]; y por bien de todos.  Pero no es conformista su propuesta sino que añade diligente —como utopía consolatoria— el bienestar futuro. Ganándose así el corazón y las ilusiones de la gente.

De nuevo vemos a los esclavos siendo manipulados para que ellos mismos promuevan la forja de la cadena que los domina y del arma que habrá de diezmarlos. Exactamente, se trata de nuevo de una ideología cuya psicología de masas es fascista, mientras es encubiertamente —y a veces no tanto— neomalthusiana. Esto es, es neomalthusiana encubierta de bienestar y sustentabilidad; y es antiobrera so capa de ser antiindustrialista y pro ciudadana. Al proletariado le enfrenta el pueblo, conforme impone desde el Estado el «bienestar» poblacional. Un bienestar a la baja y con puestos de trabajo en disminución. Situación objetiva que promete nada bueno ni seguro. De entrada es profundamente Maquiavélica, más que propiamente fascista. Pero ya que efectivamente anima a la gente a la aventura que propone e impone, se muestra generando, también ella, una psicología de masas fascista.

 

III. Diseñando el equipo de herramientas tergiversantes: las ideologías neomalthusianas fascistas.

1. Advertencia: diseño para confundir izquierda y derecha 

Todas estas ideologías aparentan ser de izquierda, pero son de derecha; y bien visto, de ultraderecha. Y así vemos a conservadores y aún a reaccionarios contestarlas, quejarse de ellas, criticarlas. Mientras buena parte de la izquierda las cree de izquierda y las asume y defiende, incluso hay quien se forma en ellas; y cuando ve que los conservadores y los reaccionarios las atacan, la vuelta de turca está dada, creen confirmar que son ideas de izquierda que propugnan por la libertad. Cuando apuntan a lo contrario, aunque por un rodeo. Cabe, pues, desenmascarar la escena también en favor de las personas de izquierda auténticas y comprometidas que participan de dichas ideologías y trabajan en las organizaciones económicas, sociales, políticas y culturales que las promueven.

Cabe, ahora, advertir a los conservadores y a los reaccionarios que se trata de ideologías ultrareaccionarias totalitarias efectivamente fascistas y neomalthusianas, para nada de izquierda y menos marxistas; pero que presentan una de sus caras en ese tenor en vista de obtener base social favorecedora de las élites, creyendo combatirlas. Así que el auténtico enemigo de los conservadores y reaccionarios no está hoy por hoy en el marxismo sino en la ultra reacción. Es comprensible la confusión, pues la propia ideología está diseñada para ello y ha sido eficaz atrayendo a socialistas, liberales y marxistas. Pero se yerra el blanco atacando al marxismo y no al fascismo y a Malthus, así como a los dispositivos discursivos que permiten la confusión.

Y habrá conservadores y, sobretodo, reaccionarios que maquiavélicamente crean que atacando a dichas ideologías atacan a la ultraderecha, pero que si las tildan de izquierdistas, también atacan a ese otro enemigo, matando dos pájaros de un tiro. Y bien, cabe advertirles que si lo hacen después de la aclaración, lo hacen a sabiendas y sin el atenuante de la confusión. Y sobre todo, que no matan dos pájaros de un tiro sino que fortalecen a su enemigo al tiempo en que se debilitan y pierden la oportunidad de añadir a sus fuerzas una alianza para construir un frente común antifascista. Repiten la historia trágicamente como en los años 30 del siglo XX al lado del sectarismo estalinista, que señaló de socialfascismo a la socialdemocracia.

Habrá quien diga que no pueden ser fascistas, ya que no son nacionalistas sino globalistas, internacionalistas, etc. Por eso ha cabido recordar la advertencia de Wilhelm Reich acerca de la generalización del fascismo y resaltar los criterios para identificarlo, así como las variadas formas del mismo; entre las cuales hoy descuella el fascismo de colores de apariencia democrático consumista. Sin olvidar que el fascismo colonialista es de entrada antinacional y si es imperial se ofrece, de suyo, como poder internacional. Y precisamente de eso se trata, de un proyecto globalista imperialista con cara de fascismo de colores retocada aquí y allá para no mostrar las orejas peludas y bien fachas.

Y habrá quien diga que no son neomalthusianas o que ni les interesa serlo, pues su objeto de lucha está muy lejos de los tópicos malthusianos. Pero todas siguen un camino sinuoso  para alcanzar su objetivo neomalthusiano como principal, mientras cosecha logros particulares. Por eso esbocé los vericuetos de cada caso general de ideología neomalthusiana hasta su meta encubierta.

2. Areas estratégicas para la contrarevolución y la contrarreforma ¿casualmente coincidentes?

La relación hombre naturaleza mediada por fuerzas productivas técnicas (FPT), tergiversada en la IEC; sexualidad, procreación e identidad (fuerzas productivas procreativas (FPP)), tergiversadas en la IG; la relación  auténtica de la revolución anticapitalista con las sociedades precapitalistas así como su relación con el capitalismo, ni que decir de la cultura con el ser social, tergiversadas en la IE, que al no ser industriales dichas sociedades fácilmente se las manipula para proponerlas del lado del ecologismo malthusiano de crecimiento cero o decrecimiento [79]. La relación del cuerpo humano biológicamente determinado con las técnicas para cuidarlo, preservarlo, sanarlo, reconstruirlo  y mejorarlo, tergiversadas por la IT; y, finalmente, la relación entre el trabajo, el salario y la sobrevivencia dentro del capitalismo tergiversada al confundirla con la esperanza de un mundo no capitalista de bienestar y felicidad sociales disociadas de la explotación laboral y la forma salario, tergiversadas en la IBP humanos, etc. En fin, FPT, sexualidad y FPP, la revolución social proletario campesina como FP anticapitalista, el cuerpo humano como FP reducido a cosa técnica, y la relación de explotación de la fuerza de trabajo conducida a ser de despotismo y despoblación. ¿Qué es lo que tenemos aquí sino las areas estratégicas para la contrarevolución y la contrarreforma? Y todas configuradas argumentativamente del mismo modo y en el mismo estilo.

Coincidencia tal de tantos tópicos y tan sensibles para la preservación del dominio de clase capitalista, resulta casi imposible que sea casual y no consciente y voluntariamente logrado. Como resulta impensable que la burguesía planetaria no se preocupe de estos tópicos, de su contraargumentación y de cómo intervenir en la arena social para dirimirlos y defenderse eficazmente. Así que el tercer paso es, simplemente: que efectivamente se ocupó de ellos uno por uno y, luego, todos a la vez, en vista de una contestación contrarrevolucionaria y contrarreformista no sólo táctica sino estratégica; y que el resultado de este esfuerzo consciente y voluntario fue, precisamente, la conformación del equipo de herramientas tergiversantes como las ideologías neomalthusianas referidas y de otras más.

La investigación en detalle acerca del cómo y porqué de esta configuración y sintonización estratégica cae fuera de este ensayo. Sin embargo, claro que expondremos brevemente —y nos sorprenderá descubrir— el pensamiento de Foucault en el papel de

 

IV. Dispositivo utilizado para lograr la sintonización neomalthusiana de las diversas ramificaciones de la ideología dominante

La clave para identificarlo es la contradicción valor/valor de uso (V/VU) constitutiva de la mercancía y del SCMC, así como de los consiguientes ladrillos elementales sincopadamente dispuestos con los que las ideologías se construyen sin excepción; de suerte que también las ideas de Foucault se organizan de este modo [80]. Bolívar Echeverría (BE) —quien en este año cumple diez años de muerto— construyó este criterio objetivo para evaluar las creaciones culturales en su teoría del cuádruple ethos de la modernidad capitalista [81], en la que la contradicción V/VU es asumida por cuatro comportamientos culturales modernocapitalistas —es decir, no sólo personales, civiles, políticos e ideológicos sino de la modernidad capitalista como totalidad histórica— combinables entre sí. El clasisita y el barroco reconocen la contradicción V/VU como contradicción (VUàßV); mientras el realista y el romántico no, sino, paradójicamente, como si fuera equivalencia, priorizando al valor el realista (V=VU) y priorizando al valor de uso el romántico (VU=V). Así, por ejemplo, el comportamiento o ethos realista asume que el dinero (V) puede comprar todo lo necesario para la vida (VU); pero también, que la cultura entendida como conjunto ideal social (V), episteme o saber, equivale al todo social (VU) en su esencia, como se asume en Las palabras y las cosas [82]  de Michel Foucault (MF), etc. Mientras el ethos clasisista asume la contradicción de un modo trágicamente impotente; y el barroco, haciendo triunfar al valor de uso, pero sólo como teatralización simbólica. Por su parte, el romántico llega a criticar al valor y su mundo en favor del valor de uso, pero asumiendo que es realizable en dicho mundo o no señalando claramente cómo se lo podrá trascender. Ofrezco un resumen del ensayo que dediqué al tema en homenaje a BE:

  

 El dispositivo que la ideología dominante encontró/eligió vía la Open Society Foundation de Soros para funcionar como núcleo de la dominación cultural y el control social planetarios, fue el culturalismo epistemista de MF que pretende absorber el mundo material o de valor de uso (VU) en su interpretación ideal o de puros valores (V) así que repite a nivel ideológico la clave del comportamiento realista en el sentido común, al identificar falazmente al valor con el valor de uso (V=VU); mientras, como consolación simbólica respecto de todo lo que sentimos que sería irreductible a la brutal ecuación, añade la voluntad de poder y el superhombre transhumanista nietzscheanos [83].

¿Cómo ocurrió tal encuentro y por qué la elección recayó en Foucault?

Veamos los hitos de tal hallazgo/elección. 1956: Simon de Beauvoir todavía habla de sexo [84] (VU), aunque determinándolo históricamente por la cultura. 1966: MF reconoce un plano espiritual epistémico (V) articulado indeterminadamente con un mundo (VU) pero en el que no distingue entre valor y valor de uso [85]. 1974: el feminismo norteamericano doblemente influido por ambos ya pudo volver el sexo voluntad cultural (V). Y en la misma línea MF, en 1977, pretender que en la modernidad la represión sexual (VU) es una ficción [86]. Así que en los noventas Judith Butler [87] y la Teoría Queer [88], en un discurso de puro valor, desconocen totalitariamente cualquier especificidad corporal humana (VU) sobre todo la sexual, pretextando libertad para elegir género (V).

 Eventos culturales todos, que transcurrieron desde mediados de los 50 del siglo XX hasta inicios del XXI, cuando la cultura del imperialismo globalizado desmaterializa la realidad y el trabajo volviéndolos datos, géneros (V) sin sexo (VU) y naciones como meras identidades étnicas (valor cultural) sin cuerpo (VU), porque requiere Estados nacionales (VU) sin soberanía (Valor político); y escindir todos los tejidos sociales (VU), desde el sexo (VU) a la política (VU) para controlar a la población (VU) pulverizándola en suma de individuos intercambiables (V): Individuos corporalmente existentes (VU) pero asumidos como meros signos sean migrantes o masas connacionales políticamente manipuladas, utilizados para quebrar Estados soberanos recalcitrantes. La adecuación del tipo de discurso culturalista de MF con las aludidas funciones a cumplir por la empresa histórica globalista imperialista es patente; y fue lo que precipitó su adopción.

Además, dadas las características de su discurso, MF se revela como el pivote de la actual confusión entre izquierda y derecha, perfectamente funcional con los intereses de las elites dominantes capitalistas, travestidas de izquierda. Del feminismo al movimiento negro todos quedan resignificados, pues su sentido original es robado imponiéndoles uno nuevo foucaultianizado.  DiagnósticoCulturalConfirmado: deudos de Soros nominados al Premio Novel (Black Lives Mater (2021) y el guerrerista Obama, ganador del mismo en 2009 [89].

En efecto, el discurso de MF (globalmente realista, como vimos más arriba) se comporta de un modo romántico barroco; porque en su idea de cosa identifica al valor de uso con el valor (VU=V), además de criticar el progreso, el productivismo y el utilitarismo materiales, al interior de una perspectiva simbólica culturalista; así que contrapone al valor de uso contra el valor haciendo que triunfe el valor de uso pero sólo simbólicamente (VUàßVàVU´(s)), en la que la idea y la voluntad de los sujetos se ven determinadas por la estructura de la episteme epocal al tiempo en que intentan zafarse de ella en medio de un teatro de símbolos recurrentes.

En los días que corren después de haber tenido lugar la aludida elección de la cultura globalista imperialista¿cómo funcionan las cosas? Es decir ¿cómo es que el trazo realista desmaterializante del puro valor (V=VU) campea en la cultura dominante actual? Realista clasicista barroco y romántico; precisamente en este orden. Precisamente, porque inicia con la realista brutal elección de priorizar a toda costa la acumulación de capital (V=VU) triturando seres humanos y naturaleza; reconoce, luego, como el clasisista Racine, la tragedia desencadenada (VUàßV) rígidamente asumida intrascendible, mientras en medio de la degradación civilizatoria mundial exacerba barrocamente símbolos y los escenifica en actuaciones políticas (MF) para triturar los tejidos sociales, creando caos [90] hasta promover un nuevo orden mundial de naturaleza, cuerpos y mentes degradados, convalidando el inicial realismo con la romántica ecuación hipertotalitaria: VU=V. Tales son, brevemente señaladas, las coordenadas y evidencias del caso. Quede así ubicado el estratégico nudo cultural actual, el momento Foucault. Momento en el que buena parte de la izquierda queda presa; así que pareciera que la cultura dominante es de izquierda.

Por eso, desde el polo opuesto de la cultura, desde su polo conservador/reaccionario, este momento es criticado por la derecha como Marxismo cultural [91] / Kulturbolchevismus. Y no es conspiranoia lo que aqueja a la derecha. Sino que este calificativo es un ente esquizoimaginario; es decir, fantasea marxismo donde no lo hay, precisamente al tener lugar el proceso de auto escindirse la cultura actual y confrontarse un polo con el otro polo de la cultura dominante, ese polo realmente existente y realmente totalitario, el que simula ser de izquierda. Se trata, pues, de una denunciaficción, en el sentido de que denuncia una realidad pero equívocamente, dándole características ficticias. Una denunciaficción de corte románticorrealista de la derecha culturalista a lo Göbbels, simple contraparte de la crisis cultural contemporánea; que no constituye sino una transfiguración del momento Foucault.

Del modo en que dicha transfiguración se articula internamente y del modo en que se transfigura a partir de observar y sufrir los ataques del polo de pseudo izquierda nucleado por Foucault, cabe estudiarlo en otra ocasión, pues nos hemos ocupado sólo de aquello que la espanta y repele, su propia sombra hoy dominante: el momento Foucault y su variada articulación neomalthusiana, que tiene puesta en crisis estructural totalitaria a toda la cultura.

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 Hemos explorado la existencia de un síntoma de que está en curso la época del mercado mundial maquinístico gran industrial realizado [92] y de la degradación civilizatoria mundial [93]. Mientras permanecemos como criaturas, agentes y víctimas de ella en tanto configuración actualísima del dominio del capital industrial sobre toda la sociedad, siempre será a costa nuestra que triunfa dicho dominio y se abra paso dicha degradación civilizatoria.

 

Confundidos entre izquierda y derecha, democracia y fascismo, bienestar y neomalthusianismo, mejoría, sustentabilidad y despoblamiento genocida, los explotados pierden la alternativa y quedan encasillados en el nicho de la explotación acrecentada y bajo amenaza de muerte efectivizada con el asesinato de parte de ellos, es decir, nosotros, como advertencia para los sobrevivientes.

Hoy la conciencia de clase y, más aún en su dimensión específicamente revolucionaria, pasa para establecerse porque salgamos de la confusión estratégica a la que la ideología dominante nos sume mediante la articulación de esos auténticos valores de uso nocivos que son sus ideologías neomalthusianas pseudoliberadoras, hijas de la subsunción real del consumo bajo el capital [94].